Prohibido el centro
La regulación del tráfico en Roma (2.773.889 habitantes) se basa, como en la mayoría de las ciudades italianas, en la restricción del tráfico en el centro histórico, una zona que, en el caso de la capital, aloja todas las oficinas clave ministerios, bancos, Gobierno, Parlamento y a una población de unos 100.000 habitantes. En ella sólo, pueden entrar los coches de residentes y autorizados, además del transporte público. Aunque los abusos son continuos y el número de permisos de acceso es seguramente muy superior al previsto, el sistema funciona suficientemente: al menos hay siempre una ruta por el centro relativamente: descongestionada. El tráfico suele ser más fluido que en Madrid, salvo excepciones.
Los controles del aparcamiento en doble fila no son muy eficaces a pesar de que Roma es una ciudad de callejuelas; interrumpir la circulación es fácil. últimamente han sido reforzadas las patrullas del cepo y las grúas, y se han agilizado los procedimientos para el cobro de multas, con lo que los problemas circulatorios derivados del aparcamiento han disminuido.
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