_
_
_
_

Una vida italiana

Los debates sobre el revés y el derecho del enigma de Pasolini se sustentan en una materia de discordia fascinante por inagotable. Fue un ideólogo marxista que zarandeó con fuerza al PCI; se comportó a veces como un moralista de rigor casi puritano, pero defendió con gallardía su homosexualidad y se hizo tribuno de los raggazi di vita de las zonas golfas de Roma, uno o varios de los cuales fueron paradójicamente el arma que silenció su elocuencia; fue un espíritu de insondable fondo religioso, que nunca abandonó la educación católica que le dio su madre, pero que fustigó al Vaticano, a sus laberintos burocráticos impenetrables y a su partido político, la DC, con todos sus líderes sin excepción en el punto de mira de sus dardos. Y era dueño de tan grande energía moral como física, pues fue capaz, en plena euforia gauchista de 1968, de hacer frente solo una manifestación de un centenar de estudiantes que hacía la revolución pisoteando a un guardia urbano abatido a tortas.

Más información
Pasolini es objeto de duros y amargos debates a los 20 años de su muerte

Era un ateo capaz de realizar con absoluta sinceridad el monumento de fe de El evangelio según San Mateo; un cineasta de extremado buen gusto que osó poner en imágenes el horror escatológico de Saló o los ciento veinte días de Sodoma. Contradictorio, pero dotado de enorme coraje, aquel incatalogable e infatigable buscador de peleas, es hoy pasto de una pelea nacional italiana, en la que hay modernos que desde su insignificancia le consideran un retrógrado, un conservador, un populista y un antimoderno. Es una pena que Pasolini no tenga oportunidad de responderles a su temible manera, que le llevó a la muerte.

Toda la cultura que va contigo te espera aquí.
Suscríbete

Babelia

Las novedades literarias analizadas por los mejores críticos en nuestro boletín semanal
RECÍBELO

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_