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Rushdie reconoce su deuda con Cervantes

El escritor afirma en Madrid que avanzan las negociaciones sobre su caso con lrán

Andrés Fernández Rubio

El escritor Salman Rushdie fue ayer el primero en felicitarse al acudir, en Madrid, a un acto motivado por su literatura, no por su situación personal, marcada desde hace siete años por el decreto religioso (fatwa) del ayatolá Jomeini que lo condena a muerte. Se presentaba su última novela, El último suspiro del Moro, de la que Plaza y Janés ha lanzado esta semana 35.000 ejemplares. Dado que una parte de la novela está localizada en España, Rushdie apro vechó para reconocer su deuda con Cervantes y otros escritores latinoamericanos, como Borges o Juan Rulfo. En la parte política, destacó el avance en las negociaciones de la UE con Irán para que el régimen fundamentalista suprima la_fatwa.

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El escritor rodeado de gafas oscuras

El 7 de septiembre pasado Salman Rushdie dio un gran paso en su progresiva conquista de la normalidad: acudió en Londres a un acto público en el que su presencia había sido previamente anunciada. Ayer, sin embargo, su comparecencia en Madrid se desarrolló con el más estricto sigilo. El editor de Plaza y Janés, Enrique Murillo, pidió ante 40 periodistas que no se desvelara dónde se estaba desarrollando la rueda de prensa, y se disculpó en nombre del escritor por las medidas de seguridad adoptadas. Media hora antes del inicio del acto, al menos siete miembros de una unidad de protección especial de la policía española se preparaban para supervisarlo todo. Los periodistas fueron cacheados electrónicamente, fueron probados sus magnetófonos y observadas sus cámaras.Rushdie entró vestido con camiseta negra y una americana en tonos oscuros, esbozando apenas una sonrisa y con su permanente aspecto adormilado. En sus intervenciones, habló con pasión sobre literatura, y con resignación filtrada por un lejano y acre humor sobre su desgraciada suerte de perseguido político.

"He estado deseando escribir sobre España desde que vine por primera vez como estudiante", dijo Rushdie. "Me impresionaron mucho mis viajes al sur de España, a Andalucía, y mis lecturas sobre las mezclas históricas entre culturas. En El último suspiro del Moro puede decirse que España se utiliza como metáfora de la India, en el sentido de que me sirvo del material español para hablar de la división y la ruptura de culturas, que es lo que está ocurriendo en la actualidad en la India".

Pero en esta novela España es, además, un país relacionado con Don Quijote, prosiguió Rushdie, "porque uno de los principales temas de la parte situada en España es el desequilibrio mental, y la locura es también esencial en Don Quijote. La España de esta obra tiene un carácter de locura y de fantasmas y apariciones, tanto de muertos como de espíritus vivientes. Por tanto, no es quizá una España que se pueda reconocer directamente".

Rushdie señaló a Cervantes como a uno de los autores importantes en su formación, junto con otros escritores europeos relacionados con el estilo cervantino, como Diderot. "Tengo que decir que la novela es un género establecido en la India desde hace no más de un siglo odos", explicó. "De manera que debemos buscar modelos literarios sobre todo en la literatura occidental. En mi escritura hay una fuente muy importante enraizada en la India, que es la tradición oral. Dado que hay mucha gente allí que no lee ni escribe, el contacto con la literatura oral resulta esencial. Y es interesante observar cómo muchas de las fórmulas de la tradición oral tienen gran relación con el método cervantino. Así, se pueden encontrar en ambos casos elementos mitológicos, de la farsa y la sátira, musicales, autobiográficos, siempre cosas muy diferentes entremezcladas".

Miedo y literatura

Salman Rushdie mostró la esperanza de que el miedo no haya cambiado su acercamiento a la creación literaria. Desde su experiencia, dijo que "sería imposible continuar escribiendo" sintiendo que su escritura "está viéndose limitada desde el exterior". "Si hay algún lector que se acerque a este libro intentando encontrarse con mi historia personal de los últimos siete años se sentirá decepcionado", señaló. "El libro de lo que me ha ocurrido a mí no está aún escrito, y cuando lo escriba no será una obra de ficción. Se supone que los autores literarios no tienen vidas interesantes. Sólo si te ves sorprendido por la desgracia de tenerla te puedes plantear contarlo. Nunca pensé que se me ofrecería la posibilidad de escribir nada autobiográfico, pero parece que no me quedará otro remedio".El autor de Los versos satánicos volvió a repetir que no se arrepiente de ninguna manera de haber escrito ese libro que motivó la fatwa del régimen islámico iraní, que acusó al texto de blasfemo. "Durante este año los iraníes han estado publicando varias declaraciones más positivas", explicó. "Tanto el presidente de Irán como el ministro de Asuntos Exteriores han dicho que no es su intención el que la fatwa sea aplicada. Hace unas dos semanas, el presidente Rafsanyani declaró que el propio Jomeini se había pronunciado acerca de la fatwa en el sentido de que ésta no implicaba que se llevara a efecto. Sin embargo, no tenemos todavía una supresión formal de la amenaza, lo que sería necesario para dar por zanjado el asunto. Espero que durante mi estancia aquí pueda entrevistarme con el Gobierno español. Me consta que la UE mantiene un proceso activo de diálogo crítico con el Gobierno de Irán para poner fin al problema".

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