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CONTROVERTIDAS ELECCIONES EN GUINEA

Moto planeó un golpe de Estado contra Obiang

Alfonso Armada

"Severo Moto estaba metido en un golpe de Estado urdido con Jolin Bennett, el embajador de Estados Unidos en Guinea Ecuatorial. Un soldado debía disparar sobre el presidente, Teodoro Obiang, aprovechando el desfile militar del 12 de octubre de 1994". Las revelaciones de un diplomático occidental que ocupa una posición clave en los asuntos guineanos han sido confirmadas -respecto al papel de Moto- por dirigentes de organismos internacionales relacionados con Guinea y por fuentes de la Administración española que admiten que recibieron informaciones de Malabo, pero que las acogieron con prudencia porque nunca pensaron "que Moto y su entorno tuvieran capacidad real para dar un golpe. Estaba poco articulado". Moto desmintió ayer rotundamente lo que calificó de "acusaciones tremendas y estúpidas".

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Ante los primeros indicios de que Moto -condenado a 28, años de cárcel por "atentado contra el Estado y la forma de Gobierno, y luego indultado por Obiang- se estaba deslizando por una senda peligrosa, es decir, por la preparación de un golpe, diplomáticos españoles le advirtieron del error. "Tras haber soportado en carne propia un intento como el del 23-F, España no estaba en condiciones de aconsejar a nadie que hiciera nada semejante", argumenta un diplomático, que acusa a los medios de comunicación españoles de "haber creado de forma artificial un héroe, un supuesto Mandela con pies de barro". Todas las fuentes han pedido tajantemente que no se revelen sus nombres.Moto, que fue condenado por un tribunal formado por familiares e incondicionales de Obiang en un juicio sumarísimo celebrado en abril de este año, sin garantías legales de ningún tipo, e indultado a comienzos de agosto junto a sus compañperos golpistas, ha decidido permanecer en España a pesar de sus promesas de volver a Guinea para tomar parte activa en las municipales que se celebraron ayer. En Madrid, declaró que "el pueblo guineano ha perdido el miedo", aunque paradójicamente señaló que era precisamente "el miedo a ser asesinado" lo que le impedía regresar por el momento. Moto se postula como candidato a la presidencia en 1996, algo que todavía debe decidir la Plataforma de Oposición Conjunta (POC), bajo cuyas siglas el Partido del Progreso (PP), presidido por Moto, se presentó a las elecciones en coalición con otros grupos opositores.

Todas las fuentes consultadas' coinciden en que el golpe que se preparaba "era un a auténtica chapuza, sin verdaderos instrumentos para ser ejecutado". El 12 de octubre de 1994 no se celebró el tradicional desfile de las Fuerzas Armadas porque Obiang temía que los conjurados aprovecharan la ocasión para dar el golpe de mano.

"En realidad, había dos intentonas en marcha: una, la de Moto, y otra, la del ministro del Interior de Obiang, Julio Ndong Ela Mangue, que había iniciado movimientos conspiratorios contra la cúpula del régimen", precisa un diplomático occidental. Julio Ndong sigue en su cargo. "Estaba fuera de toda duda", añade, "que Moto y Bennett iban juntos. Lo que no ha quedado claro es si Moto entró en contacto con Julio Ndong o si el embajador de EE UU, separado de su cargo por sus diferencias con el Departamento de Estado, estaba metiendo los perros en danza en el propio Ministerio del Interior".

Fuentes cercanas al Gobierno español aseguran que "en Malabo se juntaron el hambre y las ganas de comer. Bennett era demasiado vehemente, y desencadenó un vendaval en Malabo cuando declaró a Radio Exterior que Obiang comía vísceras humanas. Moto no obtuvo eco a sus pretensiones cuando viajó a EE UU".

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En octubre de 1994, el aire estaba especialmente pesado en Malabo. A las embajadas acreditadas llegaron cartas desde Madrid firmadas por un fantasmal. Partido Social Democrático en las que se pedía a las legaciones que sacaran a sus nacionales del país porque el partido se disponía a dar un golpe pactado con una potencia extranjera. Gente del entorno familiar de Obiang deslizó en círculos occidentales en la capital guineana que era el propio Ministerio del Interior del régimen el que estaba detrás de esa maniobra. "Curiosamente, las oes de las cartas mecanografiadas que recibieron las embajadas tenían el mismo error tipográfico que los documentos que enviaba Moto". Una sospechosa casualidad.

Apoyo militar

En agosto de 1992, la policía guineana interceptó una carta de Moto a uno de sus hombres en Guinea en la que le aseguraba que el presidente español, Felipe González, le había prometido apoyo, incluido el militar. Para las fuentes diplomáticas, lo que Moto ha intentado a toda costa es "deteriorar al máximo las relaciones entre España y Guinea. La estrategia de Moto era provocar una acción de los halcones del régimen contra intereses vitales españoles -o una acción violenta contra los cooperantes- que obligara a una intervención directa de Madrid. Moto se postulaba como un presidente de recambio".Ahí encajan las explosivas declaraciones del secretario de organización del Partido del Progreso, Agapito Ona, que a fines de febrero de este año, tras ocho días en la cárcel, aseguró que Moto preparaba un. golpe en el que iban a intervenir el portaaviones español Príncipe de Asturias y tropas estadounidenses. Cabía sospechar que Ona había sido torturado y obligado a contar un disparate.

No era, como pareció y se publicó entonces, una patraña urdida por el régimen. Era una conspiración que se consideró disparatada en medios españoles, pero que, según observadores internacionales, respondía a "una estrategia elaborada por Moto y probablemente inspirada por Bennett [que ya había abandonado su cargo en Malabo]: dar un golpe democrático al que inmediatamente prestarían respaldo Madrid y Washington y poner así término a la dictadura de Obiang, siguiendo una política de hechos consumados".

Fuentes de la Administración española reconocen que Moto les, puso entre la espada y la pared: "Primero saboteó nuestros esfuerzos negociadores, y después nos obligó a prestarle toda la ayuda para sacarle de la cárcel sin poner en peligro los contactos con el poder guineano".

Alguien que ha seguido la trayectoria de Moto desde lejos asegura que "actúa en España como un dirigente europeo, mientras que en Malabo es absolutamente tribal". Para este observador, "un sector del PP, fascinado con la grandeur francesa, defiende una postura neocolonial. Ese sector es el que respaldaría a Moto si diera un golpe de Estado". El diplomático, que sigue vinculado al devenir de la ex colonia, insiste: "Moto está detrás de todas las crisis que han lastrado el proceso democratizador. Moto juega a estropear las relaciones entre Madrid y Malabo y postularse como la solución. Ésa es la estrategia a la que han seguido el juego algunos sectores políticos españoles, sobre todo dentro del Partido Popular". Un sector que no vio con buenos ojos la labor mediadora del ex ministro de Adolfo Suárez y hoy miembro de la directiva del Partido Popular, Rodolfo Martín Villa que, con el beneplácito del Gobierno español, intercedió de forma decisiva ante Obiang para que Moto fuera liberado. Martín Villa declaró ayer que no sabía nada y que le resultaba "poco creíble" que Moto estuviera metido en esos berenjenales.

"Como tiene poco respaldo popular,. Moto ha jugado siempre al golpe de Estado para llegar al poder. En el fondo, es una copia en negativo del propio Obiang, del que fue ministro de Información poco después de que llegara al poder tras derrocar a su tío, Francisco Macías", remachan fuentes de la oposición que dicen que le han "soportado en silencio" en la POC.

Tras la casi ruptura de relaciones, con la expulsión del cónsul en Bata, Diego Sánchez Bustamante, en diciembre de 1993, se recibió una propuesta de acercamiento de las autoridades g i neanas, que habían enhebrado varios bulos hasta darles apariencia de realidad, como que el Príncipe de Asturias realizaba maniobras para recoger a la colonia extranjera de Guinda y que había mercenarios entrenándose en Canarias. El emisario guineano preguntó cuáles eran las exigencias de España. Fueron claras: normalizar relaciones, ni un sólo incidente más, mejora de la. situación de derechos humanos proceso de democratización serio con unas elecciones municipales limpias, realización de un censo con la participación de la oposición y renovación de la ley electoral.

Celebrar elecciones

Alejandro Artucio, relator especial de la ONU para Guinea, visitó posteriormente el país y su informe resultó bastante favorable al régimen. Las dos visitas fueron negociadas a tres bandas: entre el Gobierno guineano, el español y el propio Artucio. "Se pidió una tregua y garantías para la celebración de elecciones".Esta fuente precisa que "Bennett estaba en contra de las negociaciones e intentó dinamitarlas. Moto, a través de Bennett, ofreció a Nigeria quedarse con los pozos petrolíferos fronterizos a cambio de apoyo al golpe. En la primavera del año pasado, se pactó en Malabo con Bennett un plazo para demostrarle que la vía negociadora era la óptima. Bennett, que permaneció al frente de la Embajada de Washington hasta agosto del año pasado, incluso prestó su coche oficial a opositores para que fueran a declarar de lo mal que estaba todo", lo que Artucio consideró inadmisible".

Observadores independientes que pudieron entrevistarse con los detenidos en la cárcel de Black Beach, de Malabo, y asistir al juicio en el cine Marfil de la capital ecuatoguineana señalaron su convencimiento íntimo de que no se trataba de un montaje del Gobierno, sino que había un golpe rudimentariamente preparado. Los propios militares encarcelados reconocían que siguieron instrucciones del PP de Moto cuando realizaron una encuestra entre sectores del Ejército y las fuerzas de seguridad sobre dos cuestiones: cómo reaccionarían ante un golpe y qué les parecería que Moto accediera a la jefatura del Estado. Este alto funcionario internacional admite que el embajador estadounidense tenía "una manera de proceder muy poco ortodoxa y no podía durar allí, sobre todo después de indisponerse por completo con el régimen tras repartir propaganda contra el Gobierno en un viaje que hizo al interior".

El relator especial de la ONU señaló que los detenidos por el compló contra Obiang habían sufrido graves torturas, estaban sometidos a penosas condiciones carcelarias, fueron juzgados sin ninguna garantía y condenados a sentencias excesivamente duras.

Una fuente del Gobierno español que, como casi todas en esta historia, prefiere mantenerse en la sombra insiste en un hecho: "El Gobierno español no ha tenido nunca un candidato favorito. Moto ha sido siempre el de un partido, y cuando ha estado en prisión nos hemos volcado en ayudarle. Nuestro único candidato es la democracia".

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