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CONTROVERTIDAS ELECCIONES EN GUINEA

"Esas acusaciones me llevan a la muerte"

Alfonso Armada

El presidente del Partido del Progreso de Guinea Ecuatorial (PP), Severo Moto, de 52 años, nego ayer sin paliativos todas las informaciones que le implicaban en una trama golpista para derribar al presidente ecuatoguineano, Teodoro Obiang. "Son unas acusaciones tremendas y estúpidas y forman parte de la dinámica puesta en marcha contra mí. Son acusaciones que también se me hicieron en el juicio de Malabo [en abril pasado] y que no se pudieron probar".Respecto a los vínculos con el embajador estadounidense en Guinea, John Bennet, Moto aseguró: "Nadie puede acusarme de haber tenido contactos con las embajadas acreditadas en Guinea para preparar un golpe. Eso es falso. Mis contactos fueron algo perfectamente normal. Esas acusaciones son el camino más fácil para llevarme a la muerte. A medida que crece mi estatura política mis enemigos disparan con una artillería de más calibre. Esos ataques proceden de los enemigos que intentan hacer descarrilar el tren de alta velocidad política en que estoy montado pata lograr la libertad de Guinea. A medida que crezco emplean nuevas armas contra mí. Pero nadie me puede implicar en un golpe de Estado".

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Moto niega rotundamente que responsables del Ministerio español de Asuntos Exteriores le advirtieran de que no recibiría el más mínimo apoyo si tomaba el camino del golpismo. "Las únicas relaciones que he tenido con el Gobierno español fueron peticiones para que ayudaran a resolver la situación de Guinea. Les pedí protección y me dijeron que no podían dármela". Y recalca: "No admito que nadie me aconseje sobre el camino que debo tomar". E insiste en que, a través de su partido, el PP, lo único que ha intentado es "cambiar la situación que vive Guinea por medios democráticos".

Desmiente Moto que iniciara una encuesta en medios militares sobre su actitud ante un golpe de Estado y a su instalación como jefe del Estado. "Si algunos militares hicieron esa encuesta, fue por propia iniciativa, sin que nadie, ni yo ni en mi partido, les sugiriera nada. Nadie puede decir sin mentir que mi trayectoria no ha sido limpia. Cuando en 1992 volví a Guinea llevé una oferta de paz y de diálogo, y la única respuesta que encontré fueron amenazas de muerte, atentados y cárcel. Y todo por luchar por la democracia".

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