Agricultura reforma el sector de la vid y del vino para ganar competitividad

El Ministerio de Agricultura, a través de la dirección general de Política Alimentaria, ha ultimado una serie de reformas en el sector de la vid y el vino con el fin de aumentar la competividad del sector. Estas reformas se pretende sean aprobadas con la ley de acompañamiento a los Presupuestos Generales del próximo año. La Administración española levanta la prohibición de regar los viñedos.

Además, se permitirá la adición de mosto concentrado para el enriquecimiento de los vinos y se flexibilizarán las, condiciones para replantaciones. Durante las últimas décadas, con el fin potenciar la calidad de las uvas, la Administración mantuvo la prohibición de regar los viñedas, salvo cuando existieran graves riesgos para la propia conservación de las cepas. En la práctica, durante los últimos años, han dado riegos de apoyo quienes dispusieron de agua. Esta situación de secano en la mayor parte del viñedo ha supuesto para España unos rendimientos medios de 28 hectólitros pro hectárea frente a los más de 200 que tienen en otros países comunitartios donde se permitía el riego. Con los riegos se esperan aumentar las producciones medias por hectárea.Una segunda prohibición que se pretende eliminar en el sector del vino es la posibilidad de utilizar mosto concentrado para la mejora de los caldos. En el resto de los países comunitarios está autorizado no solamente el uso de mosto para este fin, sino también la utilización de azúcar. La UPA plantea que ese enriquecimiento se haga solamente con mostos españoles. Ello va a suponer poder eliminar excedentes vía el uso de mosto concentrado en una campaña normal. Para el sector significa también la posibilidad de recibir unas subanuales de unos 4.000 millones de pesetas.

Finalmente, entre otras medidas, la Administración pretende una mayor flexibilidad para ejecutar por el agricultor los derechos sobre replantaciones tanto en el periodo para ejercerlos como en las zonas de la plantación.

Estas modificaciones, junto a otras que afectan a la propia actividad de las bodegas, se han planteado por la Administración en un momento cuando la producción española de vino ha sido inferior a los 20 millones de hectólitros en las últimas dos campañas. Esta situación ha supuesto solamente en el último año la importación de más de cuatro millones de hectólitros, mientras firmas exportadoras nacionales han perdido mercados en el exterior.