El Ejecutivo confía en que CiU no pida la devolución del proyecto de ley
El Gobierno admitió ayer "un cambio en el esquema de relaciones con CiU", pero no la ruptura total con los nacionalistas catalanes. Felipe González consiguió que Jordi Pujol no anunciara públicamente la presentación de una enmienda de devolución de los presupuestos para 1996, que hubiera dejado a su Gobierno en una situación totalmente precaria al tumbarle uno de sus argumentos principales para su continuidad hasta finales de año. El Gobierno confía en que CiU no se alinee con el PP y pida una devolución de los presupuestos, lo que obligaría a anticiparse y retirarlos. A juicio del Ejecutivo, a CiU le interesa el distanciamiento electoral del Gobierno tanto como del PP.Los otros dos argumentos esgrimidos por el Gobierno para reforzar su continuidad -la presidencia europea y la aprobación del Código Penal y algunas otras leyes- son más débiles. Pujol ya se encargó de recordar a González que la presidencia europea no es obstáculo para convocar ahora mismo las elecciones generales porque existe la fórmula de ejercerla en funciones. El presidente del Gobierno le argumentó que unas elecciones entorpecerían su desempeño.
Leyes pendientes
González jugó fuerte la baza que tenía a su favor sobre Jordi Pujol al disponer de una mayor margen de maniobra en el tiempo: la convocatoria electoral. El presidente del Gobierno se mantuvo firme en convocar las elecciones legislativas para marzo. El Gobierno esgrime constantemente argumentos que pueden tener peso ante la opinión pública, como reiteró el ministro de la Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba: la presidencia europea, los presupuestos para 1996 y algunas leyes pendientes como el Código Penal.
Pero el Ejecutivo no esgrime otros de índole interna y de enorme importancia para los socialistas, que obligan a González a reafirmarse en el pacto que alcanzó con Pujol en julio de celebrar las elecciones legislativas en marzo. Una convocatoria para este mismo otoño, como desea Pujol, coloca al PSOE en una situación muy difícil. Los socialistas necesitan tiempo, sobre todo, para elegir un cabeza de cartel electoral. González aún no ha hecho pública su decisión de encabezar las listas en las próximas elecciones. Es más. No lo quiere.
La Comisión Ejecutiva Federal del PSOE ha elaborado un calendario para debatir la cuestión este otoño: un comité federal, que se celebrará a mediados de octubre, y una conferencia del partido para finales de ese mes o primeros de noviembre. La anticipación electoral al otoño destrozaría a los socialistas este calendario y les obligaría a actuar precipitadamente. Además, muy probablemente, forzaría a González a encabezar las listas electorales por falta de tiempo para lanzar a otro candidato.
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