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Georges Smoot presenta indicios de que la expansión del universo es irreversible

El astrofísico estadounidense propone un atajo para averiguar el destino del cosmos

Javier Sampedro

La solución a una de las mayores incógnitas de la cosmología -si el Universo seguirá expandiéndose siempre o invertirá su curso y terminará por colapsarse- puede acabar viniendo de una observación inesperada: la detección de irregularidades en la radiación de fondo de microondas procedentes del Big Bang. El astrofísico George Smoot, pionero en la descripción de esas irregularidades, tiene un proyecto para abordar esta cuestión y unos resultados preliminares que apuntan a la hipótesis de que el Universo padecerá eternamente una expansión lenta e inacabable.

Smoot, de la Universidad de Berkeley, saltó a la fama hace tres años cuando presentó unos insólitos mapas del Universo tal y como era poco después del Big Bang, la gran explosión inicial. Esas imágenes en realidad contenían unos datos tomados con el satélite Cobe y largamente esperados por los cosmólogos: que la radiación de fondo, el resplandor remanente de la gran explosión que dio inicio al Universo, no es tan uniforme como parecía. Podía así explicarse que acabaran formándose los grupos de galaxias que ahora se observan.Ahora, este científico estadounidense está utilizando de nuevo las mediciones de la radiación de fondo (microondas), qué tanto éxito le dieron al aclarar el pasado del Universo, para abordar el problema de su destino. Ayer lo explicó en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo de Santander.

El problema de la masa

En principio, el destino del Universo podría conocerse sin más que saber su masa total. Si ésta es menor que una cantidad crítica, seguirá expandiéndose siempre (Universo abierto). Pero si la masa supera esa cantidad, la atracción gravitatoria acabaría revirtiendo la actual expansión, el cosmos se frenaría y empezaría a encogerse hasta acabar espachurrado en una especie de Big Bang al revés (Universo cerrado).Desgraciadamente, determinar la masa del Universo es muy difícil, debido a que un 90% y tal vez hasta un 99% de la misma podría ser materia oscura, compuesta en parte por cuerpos no luminosos y en parte por algún tipo de materia desconocida. Los intentos de cuantificar la materia oscura son infructuosos por ahora.

Smoot pretende tomar un atajo para resolver la cuestión sin cuantificar la materia oscura. La idea es utilizar la radiación de fondo para determinar, la geometría del Universo, es decir, si su curvatura es positiva, negativa o si es plano.

La curvatura positiva (del tipo de la de una esfera) se correspondería con un Universo cerrado destinado al colapso. La negativa (difícil de visualizar, pero parecida a una silla de montar) implicaría un Universo abierto en eterna expansión.

Si el Universo es plano, también se expandirá siempre, cada vez más lentamente, y enfriándose progresivamente.

La radiación de fondo que baña el Universo actual se generó poco después del Big Bang. Las irregularidades en esa radiación representan, explica Smoot, antiquísimos "grumos" formados por primitivas condensaciones de materia y que acabarían, formando los conjuntos de galaxias. La posición que ocupan las irregularidades sería distinta según su expansión hubiera seguido desde entonces topografías curvas positivas, negativas o planas.

Smoot espera obtener datos precisos el año que viene con una combinación del satélite Cobe y de varios detectores más modernos en globos atmosféricos. Entretanto, el astrofísico iba analizado con su sistema los datos ya disponibles -incluidos los del Experimento Tenerife, dirigido por Rafael Rebollo, del Instituto de Astrofísica de Canarias- y ha concluido que, "de modo preliminar, se puede decir que el Universo parece plano". Si es así, al cosmos le espera la eterna expansión.

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