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CONFERENCIA MUNDIAL DE LA MUJER

Hillary Clinton amonesta duramente a China por su política de derechos humanos

Las delegaciones oficiales logran sus primeros acuerdos en la conferencia de Pekín

Gabriela Cañas

Hillary Rodham Clinton, cuya asistencia a la Conferencia sobre la Mujer se tambaleó previamente por la siempre espinosa cuestión de los derechos humanos en China, dio finalmente un fuerte tirón de orejas a sus anfitriones desde la tribuna de oradores. "Es indefendible que muchas mujeres de organizaciones no gubernamentales no hayan sido admitidas o no hayan podido formar parte activa en la misma" dijo tras destacar que "es una violación de los derechos humanos negar a las mujeres el derecho a planificar sus propias familias".

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Hillary Clinton consiguió aplausos encendidos en su discurso dedicado casi por entero a la defensa en general de los derechos humanos. Advirtió que había llegado el momento de romper el silencio en Pekín, y que el mundo oiga que "no es aceptable por más tiempo discutir separadamente los derechos de la mujer de los derechos humanos".Fue la primera gran ovación, que vino seguida de una eficaz plegaria: "Las voces de esta conferencia y de las mujeres de Huerú deben ser oídas alta y claramente: es una violación de los derechos humanos que a las niñas se les niegue la comida o se las mate simplemente por ser niñas" (aplausos). "Es una violación de los derechos humanos que las mujeres y las niñas sean vendidas como esclavas de la prostitución...". "Es una violación de los derechos humanos que las jóvenes sean brutalmente mutiladas...". Y en ese contexto condenó la actitud de China frente a las ONG, y la política demográfica de este país de 1.200 millones de almas que sólo permite un hijo por pareja.

La delegación estadounidense, en una rueda de prensa posterior a la intervención de la primera dama, limó asperezas asegurando que las relaciones con China están mejorando notablemente, porque el deterioro viene dado a veces por la ausencia de una comunicación más clara y frecuente. La jefa de la delegación, Madeleine Albright, aseguró que ambos países están ahora dispuestos a "trabajar juntos".

Género y sexo

La primera jornada, ayer, de duro trabajo proporcionó un avance casi inesperado. Después de decenas de reuniones y discusiones enconadas sobre la conveniencia de acuñar un nuevo término, el de "género" en lugar de "sexo", se solventó sin ni siquiera sufrir las esperadas resistencias del Vaticano. Para los sectores más progresistas, hablar de sexo para distinguir a hombres y mujeres es un término que indica una condición predeterminada, mientras que el género es más flexible y acorde con los cambios. Para el Vaticano, hablar de género era abrir la puerta a una tercera opción: la homosexualidad.Contra todo pronóstico, sin embargo, el Vaticano ayer apenas puso objeciones. Y eso que no a todo el mundo gusta la nueva acuñación, aunque por motivos diferentes. "He hablado de género porque parece ser que es el término que se impone", dijo Cristina Alberdi tras su alocución en el pleno como portavoz de la UE. "La verdad es que yo siempre he hablado de igualdad hombre y mujer y me resultaba más cómodo". El caso es que este acuerdo puede hacer caer muchos de los corchetes (texto sin aprobar) que había en el texto referido al género.

La representante de la Santa Sede, por primera vez una mujer, la norteamericana Mary Ann Glendon, intervino ayer para referirse a la "tergiversación" que se hace de la doctrina de la Iglesia en el tema de la mujer. Glendon criticó las medidas de control demográfico de China, y que en esta cumbre se marque el acento en los problemas de salud relacionados con la sexualidad. Gertrude Mongella, secretaria de esta conferencia, advertía ayer que no se daría un solo paso atrás de lo conseguido en El Cairo, donde se defendieron institucionalmente los derechos reproductivos y sexuales de la mujer, pero también el Vaticano avisó previamente de su intención de reabrir el tema.

Mientras tanto, en el plenario se suceden las actuaciones de algunas invitadas estelares, que realmente atraen la atención, como la reina Fabiola, que defendió a las mujeres rurales y pidió castigos severos para la prostitución forzada y condenó la pornografía, o la de la histórica feminista estadounidense Bella Abzug, que defendió con ardor los principios que sustenta esta conferencia, tocada con un estrafalario sombrero de paja y lazo rosa.

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Sobre la firma

Gabriela Cañas
Llegó a EL PAIS en 1981 y ha sido jefa de Madrid y Sociedad y corresponsal en Bruselas y París. Ha presidido la Agencia EFE entre 2020 y 2023. El periodismo y la igualdad son sus prioridades.

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