El Público se rindió ante los nuevos temas de El Ultimo de la Fila
El grupo comenzó anoche su gira 95-96 en Reus
Se acabaron las vacaciones, las de muchos ciudadanos y también las de los siete componentes de El último de la Fila, que ayer iniciaron su gira 95-96. Fue en Reus (Tarragona), cuyo flamante polideportivo olímpico llenaron con las 5.000 personas que agotaron todas las entradas puestas a la venta. Con su nuevo disco, aún sin editar estará en la calle el lunes, Manolo García y Quimi Portet volvieron a demostrar el enorme tirón del grupo que encabezan, en buena medida debido a una excelente planificación de su carrera artística.
El espectáculo, sin un nombre concreto, comenzó en olor de multitudes su singladura por todo el país, que a buen seguro caerá seducido por las travesuras de los hombres rana. Y acuático es el show que este año presenta El último de la Fila. Tomando inspiración en el título del inminente nuevo disco: La rebelión de los hombres rana, el grupo deambula por un escenario cuyos elementos de soporte presentan aspecto pisciforme. Dos lienzos laterales sirven para la proyección de las diversas imagenes que salpican el montaje, que tiene en la iluminación uno de sus puntos fuertes. En cualquier modo, y como es habitual en la trayectoria de El último de la Fila, su público se rinde ante las canciones del grupo, perfecto conocedor de los resortes que disparan la adrenalina de sus seguidores. Así ocurrió en Reus, y probablemente ocurra en el resto del país. El último se sabe dosificar y siempre que sale a la carretera lo hace habiendo generado el ansia necesaria para ser bien recibido. Además a todo el grupo le encanta tocar.En Reus se notó que la banda tenía hambre de escenario, que dos años y pico sin tocar juntos habían provocado tremendas ganas de comerse el primero que vieran. Desde el comienzo fue patente que Manolo tenía el cuerpo guerrero y que Quimi no le iba a la zaga. El caso es que se vaciaron en escena, y el público, igualmente decidido a disfrutar, se unió a la fiesta.
Repertorio
A las 22.40 cayó el gran telón que ocultaba la parte central del escenario, y los acordes de Cuando el mar te tenga dieron inicio al concierto. Con la banda ataviada con predominio del negro y dispuestos en dos niveles, los miembros del El último de la Fila atacaron a continuación Insurrección, uno de sus grandes clásicos. Antes de que al personal se le apagasen los efectos de este tema, ya sonaba otro clásico, un clásico algo más recóndito, pero clásico al fin y a la postre; se trataba de Conflicto armado, una parte de la historia de Los Burros. La quinta pieza del repertorio fue la primera en sonar de las que forman parte de La rebelión de los hombres rana. Es su primer sencillo, Sin llaves, y por la respuesta de la concurrencia quedó patente el efecto de su continuada radiación. Aún sin estar en el mercado, Sin llaves es ya un hit.El resto del concierto, que terminó cerca de la 1.00, incluyó otras 23 composiciones, la última de ellas Llanto de pasión, y fue toda una muestra de la trayectoria discográfica del grupo. De su nuevo disco tocaron prácticamente todas, incluida esa pequeña revolución estilística que responde por Vestido de hombre rana, la primera canción en la historia del último en la que el bajo es secuenciado y en su ejecución en directo se recurre a la caja de ritmos desestimando, la batería acústica. El público, claro está, no dijo ni "Pamplona". Y es que el tema es precioso.
Así pues la temporada para El último de la Fila ya está abierta. Su primer concierto apenas sembró dudas, ya que lo único que no acabó de funcionar fue el sonido, cuestión achacable en buena medida a las dificultosas condiciones acústicas del recinto. El caso es que el país parece tener hambre de Manolo y Quimi, y ayer éstos empezaron a saciarla.
Babelia
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