Roda de Isábena recibe a Erik el Belga al grito de "ladrón"
El expoliador de iglesias inauguro ayer una exposición de sus obras
El pueblo de Roda de Isábena está dividido. Cuando Erik el Belga bajó ayer del coche, un grupo de vecinos le increpó al grito de "¡ladrón, sinvergüenza! Si tuviera decoro no vendría aquí. ¿Vuelve para robar otra vez?". Con su aspecto de personaje de cómic -un gran signo de interrogación pintado sobre la camisa, la A anarquista y un corazón rojos sobre el bolsillo superior de su americana negra-, el más famoso ladrón de arte de Europa no perdió la calma. "Diga lo que quiera", contestó, y dando la espalda a los vecinos se fue hacia la nube de periodistas que le esperaba.
Erik el Belga ha decidido volver a los titulares de prensa, y lo ha hecho de la mano del párroco de Roda de Isábena, pueblo del Pirineo de Huesca donde hace 16 años dio uno de sus golpes más sonados. El cura, José María Leminyana, que hace 22 años trabaja por hacer de la catedral de Roda un atractivo turístico, tiene dividido al pueblo con sus proyectos y su manera de trabajar. Sus incondicionales no dudan en defenderle. "El pueblo no estaría como está de bien, y se hubiera perdido, si no fuera por el mosén", dicen rotundas Dolors Grau, nacida en el pueblo, y su amiga Anna. Sus defensores sostienen que el resto le critica porque no es como los curas anteriores, que jugaban a las cartas con ellos; "éste se pone el mono y trabaja cada día", se oye repetir en el pueblo. De Erik el Belga evitan hablar. Como lo ha traído el cura no lo critican, pero tampoco lo indultan.El padre, Leminyana repite una y otra, vez que él está por encima del bien y del mal, y sólo agradece "el gesto de Erik". Este robó 30 objetos artísticos de la catedral, los más valiosos, entre las que estaba la silla esculpida de san Ramón, del siglo IX, el mueble más antiguo conocido. Ahora ha donado 15 cuadros que ha pintado para que se subasten y los beneficios se utilicen en la restauración del tríptico de San Miguel, una de las pinturas que no le interesaron hace 16 años. Erik dice que ha hecho la donación "siguiendo el camino del corazón", y como "signo de admiración al trabajo del cura", al que califica de "santo".
El "gesto" y su escenificación empezaron cuando René Alphonse van der Berghe (Erik el Belga) pretendía hacer un programa para Tele 5; es decir, cuando ya había decidido volver a los titulares de prensa, después de 10 años de anonimato en Málaga. El ladrón no quiso explicar su encuentro con el cura, y dijo: "Cuando dos hombres importantes se encuentran todo se adivina".
Entre los que no ven clara la operación montada por el cura y el ladrón, está la alcaldesa de Roda, Pilar Marco, que ayer evitó estar en el pueblo. Erik responde a las críticas diciendo: "Entonces no debe de ser muy cristiana la alcaldesa del pueblo". Cuando se le pregunta si todavía vive de los beneficios de sus robos, dice que hoy "a nadie se le pregunta de qué vive", y que él no hace declaración de renta porque es apátrida.
Babelia
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