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Busca tu refugio

Vicente Molina Foix

Nada cansa más que una buena causa. ¿Leen aún ustedes las no ticias de Sarajevo? ¿Les hiere tanto como al. principio saber que las mujeres y los artistas de Argelia mueren por querer ser más íntegros y menos integristas? La capacidad de condolencia, del ser humano es limitada, como todos nuestros resortes ante el gran dolor, y llegados a un punto de costumbre en las desgracias, cedemos a la tentación de pasar la página.En su reciente visita a España, Susan Sontag, que sigue comprometida activamente, valientemente, con la causa del pueblo bosnio, alabó en público y en privado la persistencia y calidad informativa respecto a la ex Yugoslávia del periodismo español (citando en particular a os enviados presentes y pasados de EL PAÍS, Tertsch, Armada, Relea, Villena y la corresponsal de TVE, Ángela Rodicio), a su juicio, el único en Europa que tiene desde el principio una clara actitud de denucicia del genocidio y, al contrario que otros cuarteles y medios-internacionales, no ha abandonado el conflicto a la inercia de lo inevitable. Sontag, a quien algunas personas que respeto, critican por, según ellas, buscar un protagonismo personal, publicitario, en él empeño humanitario, despliega sin embargo en Sarajevo, ciudad en la que ha vivido (no visitado con guía e itinerario marcado por las autoridades, como otros) una actividad amplia y sostenida. Hizo allí, bajo las bombas, el montaje de Esperando a Godot, que alcanzó en efecto una gran resonancia me diática. gracias a lo heroico de la empresa y -a la filmación que se hizo del mismo, pero también lleva a cabo con grave riesgo personal -este verano intenta volver allí- una labor de asistencia y apoyo cuya exacta naturaleza no es prudente decir. Otras personas critican la opción de Sontag y de aquellos que en este conflicto muestran sin ambigüedad su repulsa a los serbios de Bosnia (Juan Goytisolo es un ejemplo, y con frecuencia en este mismo periódico). Son las personas que sostienen que "en los dos bandos hay los mismos monstruos", y que siguen reclamando prudencia, tiempo y negociación para desentrañar la compleja raíz del enfrentamiento, mientras a diario las noticias informan de la última bomba en la calle o el tiroteo de un nuevo mercado.

Por desgracia, de esa misma opinión son la mayoría de nuestros europeos dirigentes, que van dejando languidecer esa tragedia en medio de un baile cada día más lento de conferencias de paz, almuerzos en: la cancillería y envío de, fuerzas inservibles. Un baile de iniciativas que no impide que día a día crezca la desesperación y el peligro de muerte de quienes hace' un año aún creían en nosotros y confiaban en la utilidad del Unprofor, en la promesa de una intervención drástica (aunque no fuese tan drástica como la de Irak), en una solidaridad real y no formal. ¿Confía Salman Rushdie en nosotros, en ella? Dos sucesos recientes convierten en noticia nuevamente a esta no-persona que tiene la celebridad más si niestra que se pueda pensar. Primero se nos dije¡ que el Gobierno iraní, bajo la presión económica, dé la Unión Europea, iba a perdonarle, pero pronto se vio que los ayatolas son de Irán y no Volverán. La fatwa sigue en pie, y vigente la criminal pesadilla de un ciudadano libre e inocente de un país al que otro que no está en guerra con el persigue en masa con ánimo, de asesinato por unas palabras escritas. La segunda noticia es más halague Iña. En vista de la postura iraní, Noruega ha retirado a su embajador en Teherán y anuncia re cortés comerciales, congelación de préstamos y otras medidas de boicot. Noruega. Que lejos de nosotros, que lejos de Arabia.

Mientras tanto, Francia que ostentaba hasta hace unos días la presidencia europea y es un tradicional, país de asilo, o España, que nos preside ahora y tiene vínculos fuertes con los pueblos del cercano y lejano Oriente, callan la boca. ¿Será prudente no soliviantar al gran hermano árabe? ¿Estará el ministro Solanw demasiado ocupado en la su cesion dinástica socialista, tendrá tiempo Carmen Alborch entre foto y foto de mirarse un asunto que nos concierne grave mente a todos los que dentro o fuera de la actividad cultural pretendemos no morir por la expresión de un idea?

Noruega. La escritora bengalí Tashma Nasrin, otra perseguida de la intolerancia, ya tuvo que refugiarse en Suecia. Menos mal que nos queda Escandinavia.El Parlamento Europeo de Escritores, una organización difusa pero rotunda que tiene cómo único parlamentario español a Javier Marías (y sorprende y hasta gusta ver a tan hirsuto novelista y enemigo confeso del asociacionismo como activista de esta noble encomienda), está buscando por si acaso refugios debajo de las piedras milenarias.

La ciudad refugio española es Valladolid, aunque allí, con el reciente vuelco electoral y la progresiva marea de bandas de rapados fascistas, ya veremos cómo serán recibidos un poeta negro o una dramaturga lesbiana en estado de necesidad. Gotemburgo, Berlín, Anisterdam, Helsinki, son las otras ciudades refugio de Europa: nórdicas, frías, seguras, acogedoras (aunque en un respiro meridional, que agradecerán los escritores frioleros, ya se anuncian Almería y Lisboa).

Se vislumbra un futuro, quizá no lejano, a medias entre la ciencia-ficción política y el road movie itinerante. Los dirigentes que velan por nosotros seguirían hablando de cómo resolver la trama bosnia, Salman Rushdie habría agotado sus camuflajes, y todos los demás,. escritores, gays, disidentes, periodistas, mujeres sin velo, buscando refugio en las islas que queden en la barbarie.Llegadod a un punto de costumbre en las desgracias, cedemos a la tentación de pasar la página

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