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DÍA MUNDIAL CONTRA LA DESERTIFICACIÓN Y LA SEQUÍA

El mar Aral se ha reducido por la erosión a una cuarta parte de lo que fue hace 40 años

Los cinco países afectados se unen para buscar ayuda internacional frente al desastre

Con 65.000 kilómetros cuadrados, el Aral era el cuarto lago o mar interior más grande del mundo y su actividad pesquera daba trabajo a 60.000 personas en los años cincuenta. Ahora las capturas se han reducido a cero, han desaparecido 20 de sus 24 especies de peces, el límite de las aguas ha retrocedido cien kilómetros y su volumen total ha quedado reducido a una cuarta parte de lo que fue. Los presidentes de los cinco países de la región, las repúblicas de Kazajstán, Kirguizistán, Tayikistán, Turkinenistán y Uzbekistán, se reunieron en marzo para buscar una salida conjunta al desastre. Se trata, sin duda, de una de las mayores catástrofes ecológicas del mundo, causada por la erosión provocada por salvajes regadíos.

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La causa de la que algunos expertos han considerado una de las mayores catástrofes ecológicas de los últimos años está clara: un brutal plan, de regadíos para cultivos de algodón en 7,5 millones de hectáreas (más del doble de los regadíos que hay en toda España) desarrollado por la antigua URSS entre los años sesenta y ochenta.Las presas taponaron los dos ríos -Amu Darya y Sir Darya- que abastecían de agua al Aral. Con el plan agrícola, las aportaciones de líquido disminuyeron de los 55.000 millones de metros cúbicos por año a sólo 7.000 millones; o sea, una octava parte. Es otro ejemplo de la terrible herencia que dejó la URSS por su política de desarrollo a toda costa, y que tiene en la contaminación radiactiva e industrial, con sus terribles secuelas, sus exponentes más conocidos.

No es sólo la pérdida del Aral, sino las consecuencias que cambio tan radical del ecosistema ha impuesto en sus alrededores, y que ahora se están notando con toda su dureza. A causa de la drástica reducción del volumen, la salinidad de las aguas se ha triplicado. Y la superficie antes cubierta por el agua es ahora, convertida en un desierto, un problema. Un reciente informe del prestigioso Worldwatch Institute, de EE UU, señala que el viento recoge cada año entre 40 y 150 toneladas de una mezcla tóxica de polvo, restos químicos de plaguicidas y sal del lecho marino seco y las esparce luego por las tierras agrícolas del entorno dejando improductivo ese suelo.

Además, el bajo caudal de los ríos ha evaporado el poder de disolución de las aguas de los abundantes productos químicos empleados como fertilizantes y plaguicidas en los campos y convierte las aguas en perjudiciales para la salud. Según los datos que maneja Sandra Postel, investigadora del Worldwatch Institute, la incidencia de las fiebres tifoideas se ha multiplicado por 30 en la zona. La tasa de cáncer de esófago en la ciudad de Muynak, un antiguo puerto pesquero -una árida población actualmente-, es 15 veces mayor que la media de los territorios que pertenecieron a la URSS.

Philip Micklin, de la Universidad de Michigan Oeste, un experto mundial en el mar Aral, explica que los bosques de chopos y sauces que abundaban en los deltas de ambos ríos han sido diezmados, los humedales de la región han disminuido en un 85% y en el delta del Sir Darya el número de especies de aves nidificantes ha caído de 173 a 38.

Los cinco países afectados han formado el Consejo Interestatal para el Mar Aral. Islam Karimov, presidente de Uzbekistán, ha señalado: "Nadie nos ayudará a superar este desastre si nosotros mismos no le dedicamos la atención que se merece"

La comunidad internacional, con el Banco Mundial a la cabeza, ha donado ya más de 40 millones de dólares (casi 5.000 millones de pesetas) para realizar estudios y preparar programas de acción para resolver el problema. Peter Whifford, del Banco Mundial, ha declarado: "Los países del entorno del Aral son conscientes de la necesidad de atraer la cooperación internacional y, para ello, se han dado cuenta de que lo mejor que pueden hacer es actuar de forma conjunta".

Naciones Unidas ha vuelto a convocar en Uzbekistán una conferencia internacional para salvar el mar Aral, durante el próximo mes de septiembre.

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