Pujol duda que un Gobierno "patas arriba" pueda cumplir sus compromisos

Jordi Pujol expresó ayer sus dudas de que el Gobierno esté en condiciones de negociar con Convergéncia i Unió si queda "patas arriba" como consecuencia de escándalos como el de las escuchas ilegales del Cesid . Pujol cree que será el Gobierno el que "tire la toalla" si comprueba que no puede garantizar una presidencia europea en condiciones, porque él sigue manteniendo que no son deseables unas elecciones legislativas anticipadas durante este año.

El comité de enlace de CiU acordó el pasado lunes otorgar un plazo que termina el 17 de julio para que el Gobierno y el PSOE demuestren con hechos que están dispuestos a mantener su colaboración con los nacionalistas catalanes. "Ya veremos lo que hacemos entonces", reflexionó ayer Pujol, "si el Gobierno queda paralizado y es incapaz de cumplir sus compromisos".El presidente de la Generalitat inauguró ayer en un pueblo de Lleida unas jornadas económicas a las que estaba previsto que acudiera hoy el vicepresidente Narcís Serra. Pujol declaró en ese foro que el Ejecutivo socialista debe resolver el escándalo de las escuchas de forma satisfactoria y eficaz y no sólo en un sentido ético o estético, por tratarse de un asunto "muy, muy grave", y emplazó al Gobierno a superar la crisis y demostrar que puede gobernar.

Pujol negó que hubiera pedido la dimisión de Serra, aunque sí que forzó su comparecencia para dar la cara por lo sucedido. Quien sí pide claramente la cabeza de Serra y de algunos ministros es Josep Antoni Duran Lleida.

El lunes por la noche Pujol ya estaba arrepentido de haber fijado horas antes la fecha tope del 17 de julio, cuando empezó a comprender el alcance del escándalo de las escuchas ilegales que acababa d e estallar. La incertidumbre sobre lo que puede ocurrir impide hacer planes, señalan ahora dirigentes de CiU. En el entorno del Presidente catalán se da por hecho que Serra caerá en pocos días. Y con él varios ministros. El problema para los nacionalistas es que el vicepresidente era el principal valedor de los acuerdos con CiU y estaba trabajando para ofrecer a Pujol un balance que calmara el mal humor de éste. A pesar de ello, en CiU se considera que el escándalo es tan grave que justifica la caída de Serra.

Colaboradores de Pujol descartan, en principio, que el 17 de julio el comité de enlace de CiU tome decisiones drásticas, porque en política siempre se dejan puertas abiertas a la reconsideración del otro. Ello no es obstáculo para que esos mismos medios se muestren pesimistas y apuesten por la inevitabilidad de elecciones anticipadas en Cataluña como preludio al avance de las legislativas. Pujol empezara a preparar a su electorado y a su militancia ante esa eventualidad en los próximos días. La nueva crisis del Gobierno socialista llega en un momento delicado para Convergència, con una militancia desorientada por unos resultados electorales decepcionantes que atribuyen a una dirección debilitada.