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LA CRISIS DE LAS ESCUCHAS

González rechaza dos veces la dimisión de García Vargas y le obliga a esperar al cambio de Gobierno

El ministro de Defensa, Julián García Varas, ha presentado dos veces la dimisión des que estalló el escándalo de las escuchas del Cesid; la última de ellas el jueves. Pero Felipe González, de momento, no se la ha aceptado. El presidente del Gobierno le ha pedido que aguante el acoso que sufre el Ejecutivo por la existencia de un chantaje al Estado, y ha sugerido a todo su gabinete que evite reacciones precipitadas. La crisis, no obstante, parece tener plazo. Previsiblemente se resolverá tras el regreso de González de Cannes, donde asistirá al Consejo Europeo los días 26 y 27, y antes de que España asuma la presidencia de la UE, el 1 de julio. Pérez Rubalcaba se limitó a decir ayer que en "los próximos días" no habrá cambios.

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El Consejo de Ministros de ayer o respondió a la expectación que había suscitado, pese a que la víspera la mayoría de la Comisión Permanente del PSOE se había pronunciado por la dimisión del vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, y del ministro de Defena, Julián García Vargas, como consecuencia del escándalo de las escuchas. Ni Felipe González ni tampoco ningún ministro se refirió a lo hablado en la permanente socialista. Ninguno planteó la dimisión de Serra o de Vargas. Ni siquiera se suscitó el debate sobre las responsabilidades políticas del Gobierno. "No es el sitio adecuado", comentó un ministro al finalizar la reunión.Los ministros dedicaron la sesión a discutir las líneas generales de los Presupuestos Generales del Estado de 1996 y escucharon un informe del vicepresidente Serra y el ministro García Vargas sobre el escándalo de las escuchas.

La sesión del Consejo de Ministros decidió que sea el vicepresidente del Gobierno, Narcís Serra, no Felipe González, quien comparezca el próximo miércoles ante el pleno del Congreso para informar sobre las escuchas telefónicas. La víspera, el martes, Serra tendrá también que comparecer ante el Grupo Parlamentario Socialista para explicar los mismos hechos. "Lo más razonable es la comparecencia de Serra, ya que fue ministro de Defensa cuando se produjeron las escuchas, es vicepresidente y es quien ha comparecido ante la Comisión de Secretos Oficiales", justificó el ministro de la Presidenia y portavoz del Gobierno, Alfredo Pérez Rubalcaba.

Se abre, por tanto, un compás de espera que culminará en unos quince días, antes de que Felipe González asuma la presidencia de la Unión Europea. Antes, Serra comparecerá en el Parlamento, el miércoles, y González participará en la cumbre europea de Cannes, tres días después. Según fuentes de a Moncloa, todo apunta a que el residente del Gobierno resolverá a crisis a su regreso, a partir del día 27 y antes del 1 de julio.

El ministro de la Presidencia apuntó al finalizar el Consejo de Ministros que el Gobierno se tomará un tiempo para esclarecer los hechos, que calificó de "muy graves" y que han generado "alarma social". Los mismos quince días serían aprovechados para estudiar reformas en el Cesid, servicio de espionaje que, según Rubalcaba, "ha funcionado incorrectamente". El ministro reconoció incluso que "se han vulnerado derechos constitucionales".

Felipe González abordará en ese plazo un cambio de Gobierno que no tenía previsto al menos hasta que concluyese la presidencia española, el 1 de enero de 1996, y que ahora necesita zanjar para poder dedicarse a fondo a la UE. A finales de septiembre González convocará una cumbre europea en Formentor (Mallorca), que vendrá precedida de una gira por las catorce capitales europeas.

El presidente del Gobierno se encuentra abocado a los cambios no sólo por la dimensión del escándalo, sino porque su partido se lo pide casi unánimente y porque incluso en el gabinete hay voces que apuntan en esa dirección.

Chantajear al Estado

El caso más claro es el de Julián García Vargas, que le ha presentado ya en dos ocasiones la dimisión. La primera vez, el martes, el mismo día que se conocieron las escuchas del Cesid al Rey, y la segunda el jueves, cuando Vargas y Serra comparecieron en la Comisión de Secretos Oficiales. González no ha querido aceptar este relevo a la espera de realizar un profundo cambio de Gobierno.González también ha argumentado que no quiere verse sometido a la voluntad de unos conspiradores que, según opinan todos los socialistas, tratan de "chantajear al Estado". Hasta ayer todos los socialistas hablaban del ex presidente de Banesto Mario Conde, de algún medio de comunicación y de Juan Perote Pellón, antiguo responsable de la Agrupación Operativa del Cesid y principal sospechoso de haber sustraído y filtrado las cintas grabadas ilegalmente por el servicio de espionaje.

El dirigente de los socialistas catalanes Josep María Sala les nombró en alto. "España no se puede permitir que su futuro quede en manos de un antiguo agente del Cesid y de un ex banquero", afirmó Sala. En términos similares se pronunció el presidente extremeño, Juan Carlos Rodríguez Ibarra. Pérez Rubalcaba habló "de un cerco, o como lo quieran llarnar". "Alguien ha hablado de que esto no es más que una batalla dentro de una guerra", añadió citando a Perote.

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