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FERIA DEL LIBRO

El discreto encanto de la poesía

Especial atención a las obras en verso en editoriales de la periferia

Cuesta encontrarlos en el trasiego de títulos y autores evidentes; son de pequeño formato, los más, pero editados con buen gusto y sabor artesanal; si se asoma el lector a una de las 400 casetas de la Feria del Libro con el nombre de la editorial apuntado en un papel o humedecido por la lengua, se corre el riesgo de ser tratado como un provocador: lo que no es evidente no suena. Pero no se desanime: busque y rebusque hasta encontrar el título o autor deseados; son los que publican en las pequeñas editoriales de provincias. Una relación arbitraria, incompleta: complétela el paseante en feria, metido ya en la última semana, con sus propias pesquisas, y si no encuentra un título, acalore los puntos de información, que también la poesía tiene su código de barras.No se trata de poner gallardetes en el mapa de las Españas, pero veamos algunas zonas. Extremadura. De Badajoz es la estupenda revista en dos lenguas (las de un lado y otro de la Raya), Espacio / Espaco, que dirige Ángel Campos Pámpano, quien se responsabiliza del diseño gráfico de Los Libros del Oeste, que acaba de sacar Retrato de bañista, de Julio Llamazares, un descenso por la memoria anega da por las aguas (el pueblo leonés de Llamazares fue cubierto por el ingeniero y escritor Juan Benet). De Cáceres es la cuadrilla de La Ronda de Noche, exquisita revista en verso y prosa, que va ya por el número dos, prima hermana de las Ediciones Galería Nacional de Praga, que ofrece Hotel Internacional, una colección donde asoman poemas de Abelardo Linares, el de Renacimiento/ Sevilla; Andrés Trapiello, el de Comares / Granada, o José Luis García Martín, el de Universos / Gijón.

Abelardo Linares está en Nueva York, abrumado por un millón de títulos que adquirió al librero en español más célebre de la metrópoli y tiene algo descuidada en Sevilla su revista Renacimiento, no así (del todo) la colección de poesía, pues ya se sabe que éstas salen casi solas (o sea, de milagro), y así se ven Insidias en las termas y Sofismas, de José de Miguel y, Vicente Núñez, cordobeses, o La visión memorable, de Enrique Andrés Ruiz, joven poeta que ha publicado Más valer en la valenciana Pre-Textos (excelente editorial que se hace exquisita cuando publica poemas), en donde aparece Alrededores, prosas con maneras poéticas de Antonio Moreno.

Y del Mediterráneo a Gijón, de donde son los Llibros del Pexe, y a cuya sombra Martín López-Vega, un jovencísimo poeta levanta acta en Tertulia Oliver de la que en torno a García Martín, y otras gentes de provincia, se mantuvo durante años. López-Vega y otros componen Selección nacional, la ultimísima antología de poesía española, que quién sabe si surge contra aquella vallisoletana antología de La prueba del nueve (Cátedra). Del Sur, o sea de Argamasilla o así, es El sindicato del crimen, una "antología de la poética dominante", en la que todos los que aparecen son, menos el antólogo (edita La Guna, y pedidos a Comares / Granada y Renacimiento / Sevilla). Al parecer, el tal Eligio Rabanera preparó otra muestra con ejemplos de los 40 peores poetas españoles contemporáneos. (Se afilan lápices). Pero que la poesía siempre ha ido mano sobre mano y con los bolsillos desfondados, lo recuerda José Batlló, el meritorio editor de El Bardo, cuyas vicisitudes cuenta en un memorial de agravios, catálogo razonado y anotado y antología que ha aparecido en Los Libros de la Frontera. Y es que en cualquier feria la poesía siempre es la poesía, y ocupa el lugar que ocupa. Pero no renuncie, lector, a darse de bruces con ella. Compensa.

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