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Las grabaciones pirata mueven cifras millonarias con la complicidad de los cantantes de ópera

Dos discos legales de 'La traviata' con María Callas entre las ediciones más rentables

Los 3.600 millones de pesetas que reclama el violonchelista Mstislav Rostropóvich a la discográfica estadounidense Russian Disc por editar sin su autorización grabaciones realizadas por agentes del KGB (véase EL PAÍS de ayer) es un ejemplo de la dura batalla legal que grandes artistas de la música clásica mantienen contra la discografía pirata. Los directores de orquesta Sergiu Celibidache y Carlos Kleiber llevan: años batallando contra los centenares de discos ilegales de sus actuaciones. En cambio, los cantantes de ópera, los más pirateados, mantienen un silencio cómplice. Dos grabaciones ilegales de La traviata con María Callas, una de ellas con Alfredo Kraus, se mantienen después de muchos años entre las más vendidas.

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Cómplices felices

Una simple ojeada en las estanterías de los comercios especializados basta para darse cuenta de la ingente cantidad de discos pirata a la venta. Cientos de conciertos y veladas líricas protagonizadas por los intérpretes más famosos del siglo aparecen bajo las más variadas etiquetas.Son registros ilegales que no han pagado ningún tipo de derecho ni a los famosos intérpretes, ni a las editoriales de música, ni a los teatros y salas de conciertos donde se han grabado sin ningún tipo de autorización. Su calidad técnica, en la mayoría de las ocasiones, es ínfima. Pero se venden al mismo precio que los discos comercializados legalmente.

El comprador de música clásica se inclina por lo excepcional y busca documentos sonoros de sus mitos preferidos. Wilhelm Furtwängler, Sergiu Celibidache, Sviatoslav Richter, Arturo Benedetti Michelangeli, Carlos Kleiber... son intérpretes legendarios y sus actuaciones, aunque el sonido del disco sea pedestre, son coleccionadas por los melómanos más impulsivos.

El filón de la ópera

La ópera es el verdadero filón de las discográficas piratas. En los catálogos de estas firmas se venden mil y una veladas mágicas interpretadas por los nombres míticos de la ópera en los últimos 50 años. Las representaciones históricas de los grandes templos de la lírica, con la Scalá de Milán y el Metropolitan de Nueva York a la cabeza, aparecen editadas en multitud de sellos.Las empresas pirata más activas son las italianas y las estadounidenses. Sellos como Hunt, Arkadia, Legato Classic, Myto, Melodram, Foyer, GPO, Eklipse, Arlechino y Bongiovanni inundan el mercado internacional con grabaciones de la más variada y dudosa procedencia, desde las retransmisiones de radio y televisión a las grabaciones caseras realizadas por esa legión de aficionados que pisan los teatros ocultando sus casetes en los lugares más insospechados. Y también publican docenas de registros que proporcionan los mismos cantantes de ópera, encantados de que sus noches de oro pasen a la posteridad en forma de disco.

La legendaria María Callas es el valor más explotado por los sellos pirata, seguido por sus más ilustres rivales: Renata Tebaldi, Joan Sutherland, Montserrat Caballé, Leontyne Price, Mirella Freni y Renata Scotto. En cuanto a los tenores, la discografía pirata de Alfredo Kraus, Carlo Bergonzi, Giuseppe di Stefano y Franco Corelli alcanza ya un volumen abrumador.

Las multinacionales del sector, hartas de ver cómo con un coste de producción bajísimo los piratas se hacen de oro explotando el gancho de sus artistas, han reaccionado incorporando los registros pirata a sus catálogos. En este sentido, el caso de María Callas es el más significativo. La genial soprano desarrolló toda su discografía oficial en el sello Emi. Pero, paralelamente, los piratas han explotado sus actuaciones grabadas en directo en los teatros.

Para frenar la avalancha de registros, Emi ha legalizado esas noches mágicas incorporando a su catálogo funciones históricas de La traviata, como la interpretada por Callas en el teatro San Carlos de Lisboa en 1958 junto al tenor español Alfredo Kraus, entonces jovencísimo, o la célebre producción de Luchino Visconti dirigida por Carlo Maria Giulini, con el tenor Giuseppe di Stefano. Idéntica suerte han corrido sus grabaciones en directo de óperas como Medea, Anna Bolena o Il pirata.

Archivos oficiales

La misma discográfica también ha comercializado, por ejemplo, la célebre producción de La teatralogia de Wagner, dirigida por Wilhelm Furtwängler en la Scala de Milán. La piratería sobre los conciertos dirigidos por el célebre director alemán obligó recientemente a su viuda, Elisabeth Furtwängler, a autorizar una colección de grabaciones de sus archivos oficiales, con un sonido de mucha mayor calidad. El éxito de la iniciativa, realizada en colaboración con la discográfica Thara, ha hecho que de la versión de la Novena de Beethoven registrada en Lucerna en 1954, se lleven vendidas en España, en lo que va de año, más de 800 ejemplares.Conocer, las cifras reales de ventas de los discos pirata es una tarea casi imposible. Las empresas que comercializan estas grabaciones cambian de nombre y de domicilio para evadir el fisco con la misma facilidad con la que obtienen beneficios. La ópera es el subsector de música clásica con mayor número de clientes y sus ventas representan el 35% de los ingresos totales del mercado. Y en ese mercado inciden notablemente las, docenas de sellos pirata que se distribuyen en España.

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