Un informe oficial ruso reconoce la preocupante contaminación radiactiva
I Congreso sobre la Naturaleza en Moscú
Las pruebas nucleares subterráneas realizadas en Rusia entre los años sesenta a los ochenta han provocado "focos de contaminación" y se han multiplicado las enfermedades ulcerosas y respiratorias. Un tercio de la población (148 millones de personas) vive en zonas que superan en un 400% el nivel de contaminación atmosférica permitida y otro tercio lo hace en zonas que lo superan en un 900%. Son datos del Ministerio de Medio Ambiente que se verán en el Primer Congreso de Conservación de la Naturaleza, a celebrar en Moscú.
El evento se inicia el sábado en Moscú en un clima de enconada polémica entre las instituciones oficiales y entidades independientes. Estas últimas reprochan a los organizadores que gasten recursos en un acontecimiento poco práctico, mientras los programas ecológicos están crónicamente infradotados.El Congreso debatirá la concepción de desarrollo ecológico que Moscú se comprometió a elaborar en 1992 en la Conferencia Mundial sobre Medio Ambiente de Río de Janeiro. El informe ministerial ruso, que analiza sobre todo el periodo 1991-1993, es un documento lleno de datos fragmentarios e incompletos, muchos de ellos bien preocupantes, sobre todo en lo que se refiere a la contaminación radiactiva.
En lo que a contaminación radiactiva se refiere, las secuelas del accidente en la central nuclear de Chernóbil (1988) afectan a 57.650 kilómetros cuadrados (1,6% de la superficie europea de Rusia), con una contaminación de 1 curie por metro cuadrado y más, siendo la región de Briansk una de las más perjudicadas. Briansk tiene más de 40.000 hectáreas contaminadas con una densidad de 17 curies de cesio 137 por kilómetro cuadrado.
Debido a "las pruebas nucleares subterráneas efectuadas entre los 60 y los 80 con fines de investigación y tecnológicos", hay "focos de contaminación" en diversas provincias.
En total, en Rusia hay 2,34 millones de personas que se han visto afectadas por el accidente de Chernóbil. Además, en la zona del Altai, en Siberia, viven 1,56 millones de personas que se vieron afectadas por las pruebas nucleares en el polígono de Semipalátinsk (en el vecino Kazajstán). En este contingente de 1975 a 1990, las enfermedades ulcerosas se han incrementado un 200% y las enfermedades respiratorias, un 250%.
El informe también alude a la contaminación en la región de Chitá, donde los residuos radiactivos son almacenados en superficies abiertas, y afirma que la empresa Mayak, en la región de Cheliábinsk, donde ocurrieron dos importantes accidentes en 1957 y 1967, supone un peligro potencial de contaminación. Si se exceptúan los depósitos de residuos radiactivos de Moscú, señala, la mayoría de los que existen en el país son inadecuados.
El total de sustancias contaminantes lanzadas a la atmósfera pasó de 57,2 millones de toneladas en 1987 a 43 millones en 1993, según el documento. La contaminación atmosférica ha disminuido en el conjunto de las ciudades de Rusia, pero, simultáneamente, el número de ciudades donde la contaminación supera las normas permitidas pasó de 171 a 231 de 1992 a 1993.
Mientras la industria redujo su peso específico en la contaminación total, el boom automovilístico aumentó su dosis en el envenenamiento de la atmósfera, siendo responsable del lanzamiento anual de 586.000 toneladas de gases en Moscú.
Aproximadamente un tercio de la población rusa (148 millones de personas) vive en zonas que superan en 400% el nivel de contaminación atmosférica permitida y otro tercio lo hace en zonas que superan la norma en un 900%. En las zonas más contaminadas se han incrementado las anomalías en las funciones reproductoras, señala el informe, que no da detalles sobre este tema ni sobre el incremento de los cánceres de pulmón en ciudades con fábricas de aluminio y grandes empresas metalúrgicas.
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