El reto del centro y los barrios del franquismo
El cuatrienio político que acaba ha visto como se realizaba una de las principales aspiraciones de la capital: que las administraciones se pusieran de acuerdo para acometer la rehabilitación del distrito Centro. En mayo de 1994 el Gobierno central, la Administración regional y el Ayuntamiento de Madrid firmaron un acuerdo por el que se comprometieron a aportar 27.000 millones en cuatro anos para la reforma de algunas de las áreas degradadas.Los 8.000 millones disponibles para que los vecinos de las plazas del Dos de Mayo, de la Paja, Carros, Cruz Verde y el Alamillo reformen sus casas despertaron el interés de los propietarios (una cuarta parte había solicitado ya las subvenciones de hasta el 50% de la obra en enero) y las envidias de los residentes en otras zonas de la ciudad como Tirso de Molina y Lavapiés. Fuera del convenio se habían quedado el centenar de fincas con expediente de edificación deficiente o ruina: las que con más urgencia necesitan el dinero público para mantenerse. El nuevo plan general define otras 11 zonas de rehabilitación preferente por sus características de degradación de los edificios y escaso poder adquisitivo de los vecinos.
Pero los problemas entre administraciones ya han comenzado: la Comunidad de Madrid se ha negado a entregar al Ayuntamiento (que se encarga de la gestión directa de las ayudas) su aportación de 360 millones.
Argumenta que el municipio no le paga la parte del Impuesto de Actividades Económicas desde hace dos años. 7.300 millones. En el mismo convenio se incluyó también la rehabilitación de cuatro barrios construidos durante el franquismo: Caño Roto, Alto del Arenal, San Blas y Juan Tornero.
La situación de algunos de estos barrios construidos en pleno crecimiento de la ciudad debido a la inmigración del campo a la ciudad se ha hecho prácticamente insostenible, hasta el punto de que los vecinos han llegado a retener en marzo pasado durante cuatro horas al director regional de la Vivienda, Francisco López Barquero. Le arrancaron el compromiso de realojar a algunas familias de bloques en ruina.
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