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Una propuesta peligrosa

Alfonso Armada

El presidente de Kenia, Daniel Arap Moi, se atrevió ayer a zarandear uno de los tabúes continentales: la intangibilidad de las fronteras heredadas del colonialismo. Arap Moi propuso la creación de un Estado hutu y otro tutsi para "acabar con el baño de sangre" en Ruanda y Burundi.

Las diferencias étnicas fueron exacerbadas por los colonizadores belgas, que desde 1916 auparon a los tutsis sobre la mayoría hutu, fomentando los estereotipos raciales de dos comunidades que habían forjado matrimonios mixtos y compartido territorio, lengua, tradiciones y creencias.

El tabú de las fronteras intangibles ya fue roto por Eritrea, que logró la independencia de Etiopía en 1993. El premio Nobel nigeriano Wole Soyinka, escandalizado por el genocidio del año pasado en Ruanda, ya pidió entonces la injerencia humanitaria para detener la sangría y la corrección de las fronteras trazadas en Berlín en 1885, cuando las potencias coloniales se repartieron África.

El escritor angoleño Sousa Jamba propuso también el pasado año crear territorios autónomos para los refugiados en Tanzania y en Zaire (donde dos millones de personas, hutus en su mayoría, temen volver a casa).

Mientras que fuentes del Departamento de Estado norteamericano negaron ayer que estuvieran estudiando la posibilidad de crear una Hutulandia y una Tutsilandia, diplomáticos occidentales en Nairobi tacharon la propuesta de Arap Moi de "iconoclasta y peligrosa".

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