Expertos en Medicina Legal a favor de los bancos de ADN de delincuentes sexuales
La jurisprudencia española exige que las pruebas sean consentidas
La huella genética, la identificación de personas o restos humanos con el análisis del ADN es una técnica científica usada cada vez con mayor eficacia en el terreno policial para confirmar al autor de un delito. Con la exigencia previa de garantías éticas y jurídicas, catedráticos en Medicina Legal apostaron ayer en Madrid por la creación de bancos de datos genéticos de delincuentes relacionados con la violencia sexual, cuyo primer predecente se acaba de abrir en Gran Bretaña. La jurisprudencia española estipula que estas pruebas requieren consentimiento M implicado.
España está en perfectas condiciones para crear bases de datos de huellas genéticas y la calidad de las pruebas que se están realizando "es inmejorable", según expuso el catedrático de Medicina Legal de Santiago de Compostela, Angel Carracedo, durante un simposio internacional celebrado ayer en la Fundación Ramón Areces. "Está demostrado que la delincuencia en algún tipo de delitos disminuye cuando se cuenta con bases de datos genéticos", aseguró.Radicalmente contrario a que estos archivos recopilen datos de toda la población, -"no tenemos porque ser todos considerados como presuntos delincuentes"-, Carracedo consideró la utilidad de hacerlo "para aquellos delincuentes con especial reincidencia como sucede con los delitos contra la libertad sexual". La única prevención que muestran los expertos es que este tema se regule de manera muy precisa.
100 fichas policiales
La Comisaría General de la Policía Científica contesto ayer un "sin comentarios" a la pregunta sobre la elaboración de fichas genéticas a delincuentes en España. "Pienso que se deben de estar elaborando", comentó Carracedo. La policía científica reconoció, hace cinco meses, tener unas 100 fichas genéticas obtenidas de muestras delictivas, aunque solo en un 20% se conoce la identidad del supuesto delincuente (Ver EL PAÍS del 30 de noviembre de 1994).
La identificación genética se hace a partir de pequeñas muestras humanas halladas en el lugar del delito: sangre, semen, saliva o cabellos. Los resultados se comparan con el material genético del sospechoso obtenido con cualquiera de sus células.
Hace un año fue ejecutado en Estados Unidos el primer delincuente al que delató su huella genética, tras compararla con las muestras de semen encontradas en el domicilio de cuatro mujeres asesinadas. El primer banco policial de ADN de criminales acaba de ser abierto en el Reino Unido, con una previsión de recopilar hasta 135.000 muestras este año y con la particularidad de que la policia podrá extraer muestras de sangre y saliva de los detenidos sin su consentimiento.
Esta circunstancia no seria posible en España, en opinión del magistrado de la Audiencia Provincial de Madrid, Alberto Jorge Barreiro, al existir una sentencia del Tribunal Constitucional de 1989, sobre unas pruebas ginecológicas, en la que se recoge que "cualquier prueba sobre el propio cuerpo no se puede obtener mediante violencia", es decir, sin el consentimiento del afectado.
"Un banco de estas características tendría utilidad siempre que se creara con esta autorización previa y con una regulación sobre quien accede al registro y en que momento se pueden usar estas pruebas. Porque una persona puede autorizar el uso de su huella genética para un caso concreto y no hacerlo para otro delito diferente", indica el magistrado.
La prueba genética se utiliza con frecuencia en delitos sexuales, según indica Barreiro, pero siempre "corno una prueba importante, no definitiva". La demostración del ADN en el semen sirve cuando el acusado niega que haya tenido lugar el acto sexual, pero no prueba que haya habido violación.
Si en materia genética, España está bien armada, el resto de los métodos utilizados por los forenses españoles fue calificado de "decimonónico" por los propios catedráticos. Las deficiencias en la formación actual de estos especialistas fue cornentada por uno de los maximos expertos mundiales en esta materia, Bern Brinknian, quien se basó en el alto porcentaje de errores de diagnóstico hallados en las reautopsias hechas de nuevo en el extranjero.
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