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Canadá amenaza con nuevos apresamientos si la UE no acepta un compromiso en 48 horas

Xavier Vidal-Folch

El ministro canadiense de Pesca, Brian Tobin, lanzó ayer un ultimátum de hecho a la Unión Europea (UE) y amenazó con nuevos apresamientos de pesqueros si los Quince no aceptan un compromiso sobre la pesca del fletán antes de que concluya el miércoles. El hecho de que la reunión de ministros europeos de Exteriores concluyera sin solucionar el problema ha molestado a Canadá. Ayer, la UE, que considera "mposible" conseguir una cuota europea de fletán en aguas de Terranova del 50% (13.500 de las 27.000 toneladas pescables en 1995) como reclama España, apremió a españoles y portugueses a flexibilizar sus posturas y a cerrar el acuerdo cuanto antes, a ser posible mañana mismo.

"A estas alturas, tomaremos las medidas que consideremos apropiadas en aras del interés prioritario del Gobierno de Canadá para asegurar la protección de estas reservas", dijo Tobin refiriéndose al fletán. El ministro canadiense negó que sus palabras fueran un ultimátum pero insistió en que "la parte sustancial del acuerdo está ahí y no puede ser renegociada"."Es evidente que los europeos tienen que resolver su situación interna y eso es competencia suya", dijo Tobin. "Son ellos quienes tienen que hablar con los españoles y convencerles. El contencioso ya no es entre Canadá y la UE, sino en el seno de la UE", añadió en alusión a la aparente marginación de España.

Las negociaciones con Canadá están paralizadas desde la noche del viernes, pero se pretende reanudarlas hoy. Desde ese día, las posiciones están estancadas. Canadá no ha movido un ápice su última oferta: un 37% para cada parte (10.000 toneladas en 1995) y el resto, para terceros países. España ha insistido hasta la saciedad en su posición de principio: las cuotas deben fijarse sobre el criterio de las capturas históricas -que suponen un mínimo del 50% para Europa-, huyendo de la "paridad política". Ayer mismo el ministro de Exteriores, Javier Solana, volvió a insistir en ello y en la "falacia" de los canadienses, porque "bajo argumentos conservacionistas, pretenden pescar más en términos relativos y absolutos".

Pero algo sí se ha movido del lado europeo, aunque a tenor de la reacción canadiense parece haber tenido poco efecto. Tras haberse centrado en las últimas semanas en criticar y presionar a Canadá, ayer la UE dedicó sus mejores esfuerzos a intentar ablandar la postura de España. Por vez primera, la Comisión y los socios europeos han manifestado en voz alta y sin tapujos lo que hasta ahora insinuaban.

Abrió el fuego el presidente de la Comisión, Jacques Santer: "Estamos dispuestos a continuar la negociación con firmeza, pero me parece imposible subir la cuota europea al 50%, porque entonces los restantes miembros de la NAFO se quedarían sin cuota". Era el reconocimiento de que la paridad de capturas entre Canadá y la UE, incluso atenuada por algún matiz, constituye parte del núcleo del posible acuerdo, y que la referencia a las capturas históricas queda para el regateo, para mejorar un poco la cuota europea y hacer más presentable el acuerdo.

"No resulta posible conseguir el 50%", terció la combativa comisaria de Pesca, Emma Bonino. Santer aún precisó más: "La distancia que los separa del acuerdo es de 1.000 a 3.500 toneladas para 1995". Canadá ofrecía 10.000 (el 371/o), España pedía un mínimo del 50%, 13.500 toneladas. La Comisión, que representa a toda la UE en las negociaciones, cree posible un acuerdo a medio camino: en algún punto a partir de 11.000 toneladas, es decir, el 41%, o algo más. Más aún cuanto que su presidente dio por prácticamente resueltos los otros motivos de conflicto: restitución de la fianza y del valor de la carga del Estai, retirada de la norma por la que Canadá se autoatribuía competencias más allá de las 200 millas jurisdiccionales y el endurecimiento de controles para mejorar la conservación.

Bonino apremió suavemente a España: "Hay que saber si queremos el acuerdo o no" y, más enérgicamente, al sugerir la conveniencia de resolver el asunto antes de mañana, miércoles, porque luego "habrá un vacío político" -se refería a las vacaciones de Pascua-:, "que no nos permitirá reaccionar".

Todos tenían prisa e insistieron en que convenía cerrar rápidamente el conflicto. Algo a lo que el ministro español de Agricultura y Pesca, Luis Atienza, se había negado enfáticamente la semana pasada, al considerar que un final rápido sólo puede ser el desenlace de un mal acuerdo. Solana dijo estar a favor de la rapidez, pero siempre sobre la base de un pacto satisfactorio. Y, algo enigmático, añadió: "No lo deseamos, pero este conflicto nos puede llevar a una crisis muy profunda de la UE, si se rompiese el consenso y la solidaridad. España no será minorizada advirtió.

De momento, tanto quienes negocian en su nombre (la Comisión) como sus propios socios ya han rebajado sus pretensiones, ya le piden mayor flexibilidad, ya le apremian a acercar posiciones para alcanzar un acuerdo rápido. "En el plazo más breve posible", presionó el texto de conclusiones de la presidencia francesa. Queda aún otro factor que nadie evoca: la negociación del acuerdo pesquero con Marruecos debe estar concluida para el 1 de mayo. Casa con dos puertas, mala es de guardar.

[El presidente del Gobierno, Felipe González afirmó ayer que confía en llegar a un acuerdo razonable con Canadá "aunque lo razonable supone ya una disminución de capturas fundamental". Explicó que "el recorte de capturas obliga a reajustar nuestra flota"].

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