Los prejuicios sobre biotecnología están perjudicando a Europa, según Lenoir
La responsable de Bioética de la Unesco presenta la Declaración Universal sobre el Genoma Humano
Las fuertes limitaciones impuestas por la Convención Europea de Bioética a la experimentación en embriones o personas discapacitadas, y las reticencias sobre patentes, son dos ejemplos de los "prejuicios europeos" sobre las aplicaciones científicas, en opinión de Noëlle Lenoir, presidenta del comité internacional de bioética de la Unesco. Lenoir presentará hoy en la reunión de la Unión Interparlamentaria que se celebra en Madrid la Declaración de la Unesco para la protección del Genoma Humano.
"En Europa hay un conflicto entre las reminiscencias culturales y las aplicaciones científicas", dijo ayer Noëlle Lenoir, refiriéndose en concreto a los países del norte. Han sido estas naciones las más activas para limitar la experimentación en embriones dentro de la Convención Europea de Bioética y prohibir la participación de personas discapacitadas en ensayos científicos. "Éste es un punto de bloqueo tremendamente importante", reconoció Lenoir, "especialmente en la investigación del Alzheimer, de la que también se benefician los propios afectados".El Parlamento Europeo recientemente también echó abajo un proyecto de directiva -"un trabajo de siete años", recordó Lenoir- que pretendía regular las patentes sobre materia viva y productos obtenidos mediante biotecnología. "Son dos ejemplos que marcan muy bien que los países del norte son más reservados que los del sur con vistas a la ciencia y a la genética".
Las reticencias sobre patentes de productos obtenidos mediante ingeniería genética, tales como enzimas, hormonas o bien genes, que en muchos casos está provocando la fuga de laboratorios hacia EE UU, "son un problema típicamente europeo", según Lenoir. "Un problema de confrontación entre la ética sobre el cuerpo humano y la protección industrial que está beneficiando mucho a Estados Unidos frente a los prejuicios de Europa".
La Convención Europea de Bioética, aprobada por al pleno del Consejo de Europa el pasado 2 de febrero, se va a presentar al millar de parlamentarios de la Unión Interparlamentaria (UIP) reunidos en Madrid como una buena base para la legislación que en esta materia se quiere promover en todo el mundo. Pero buena prueba del conflicto de intereses morales, religiosos y científicos que suscita el tema es el rechazo a esta convención que hizo ayer público el Consejo de Conferencias Episcopales Europeas: "El documento [la Convención de Bioética] no es plenamente aceptado por la Iglesia y le suscita serias objeciones de carácter moral".
La preocupación internacional por asegurar un equilibrio entre la dignidad humana y las aplicaciones de los avances científicos han llevado a la Unesco a proponer una Declaración Universal para la protección del Genoma Humano (ver El PAÍS del 25 de septiembre de 1994) que pretende su aprobación definitiva en 1998. Se basa en el rechazo al determinismo biológico que pueda provocar el conocimiento del Genoma Humano, así como a la discriminación de las personas en función de su herencia.
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