Fronteras sin policías

El primer día sin controles fronterizos para los ciudadanos de España, Portugal, Alemania, Francia, Bélgica, Holanda y Luxemburgo ocasionó más inconvenientes que ventajas en el aeropuerto de Madrid-Barajas. Los pasajeros beneficiados por esta medida andaban ayer despistados, el personal del aeropuerto no se aclaraba, y la aduana se colapsó con personas de países no integrados en el grupo de Schengen.Las barreras para los socios europeos quedaron suprimidas a las cero horas del domingo. A partir de ese instante se eliminó el control de pasaportes en Barajas, que ha sido reemplazado por una nueva salida, sin trabas, directa desde el avión hasta la cinta de equipajes. Los pasajeros tampoco tuvieron que mostrar el DNI o el pasaporte a la hora de presentación del vuelo.

Mariano Serna, un arquitecto que aterrizó en Madrid procedente de Holanda aseguraba: "Ahora no hay ningún control, no me han pedido nada; todo parece inejor". Pero Francis Castejón, profesor universitario, augura más complicaciones: "Creo que tendrán más dificultades los que no pertenezcan a los países beneficiados por el acuerdo".

A mediodía surgía la confusión en el aeropuerto madrileño. "Esto es un lío; nos han cambiado las puertas de entrada de la gente del avión. y no sabemos dónde llevarlos", comentaba el conductor de un microbús que traslada a los pasajeros desde la escalerilla del avión hasta las instalaciones aeroportuarias, informa Luis Fernando Durán.

Los principales problemas surgían a la hora de encaminar a los ciudadanos que ahora viajarán de un país a otro como si lo hicieran en vuelos interiores. Para la azafata Antonia Gallardo, hay que tener comprensión por los fallos: "Estamos comenzado, y lógicamente necesitamos tiempo para aclararnos".

Los guardias civiles y policías de la aduana son los principales afectados por la supresión de fronteras. "Ahora pintamos menos" reconocía un agente.

Mientras, en la aduana de Barajas se formaban largas filas de viajeros procedentes de países ajenos al acuerdo de Schengen. Desde las siete de la mañana se formaron. colas de 100 metros en los filtros de entrada de los vuelos de Estados Unidos, Argena, Guatemala o Chile. Una azafata pedía disculpas: "Para unos tanta facilidad y para otros tantos problemas... Lo siento".

Angela Baena, que llegó a Barajas procedente de Buenos Aires, estuvo más 45 minutos en una sala en espera del trámite aduanero. "Es alucinante cómo ahora hay países de primera categoría y de cuarta", se quejaba.

Además, la policía, que sólo dispone de cuatro pasillos para el control de pasaportes de los pasajeros de los vuelos internacionales, tuvo que aplicar un control más exhaustivo para revisar su documentación, ya que la frontera española es desde ayer la misma que la de otros seis países del acuerdo de Schengen.

En cambio, las modificaciones introducidas en el aeropuerto de El Prat, de Barcelona, como consecuencia de la entrada en vigor de los acuerdos de Schengen no produjeron ayer trastornos en este aeropuerto. Sí hubo cierta confusión para los pasajeros que volaban hacia algún país socio y, pese a la nueva rotulación de las instalaciones, algunos usuarios descubrieron en la terminal de internacional que tenían que embarcar en la nacional para desplazarse a París, informa Manel Torres.El otro elemento que ayer causó cierta sorpresa en El Prat fue la imposibilidad para los acompañantes de acceder a la rambla del primer piso y aguardar al embarque de los pasajeros.

En el aeropuerto de Málaga hubo algunos problemas, al coincidir las nuevas medidas aduaneras con la llegada de 260 vuelos, informa Jose M. Atencia. Según el director, Luis Hernández, los "desajustes" tendrán "escasa" repercusión entre los viajeros.

Pero la polémica se ha desatado porque el puerto marítimo de Málaga no haya sido incluido entre los considerados como puestos fronterizos de la Unión Europea. El gobernador civil, Ángel Fernández Lupión, dijo que basta con que los consignatarios de los buques anuncien la llegada de un barco con 24 horas de antelación. "Dos policías se acercarán al barco para realizar el control de pasajeros y ponerles el sello de Schengen", explicó.

El puente de la autovía que une Vigo con Portugal ha prescindido de toda arquitectura aduanera. En mayo del año pasado, un acuerdo entre Madrid y Lisboa suprimió el control sobre el tránsito de personas en los puestos fronterizos. La de ayer, pese a su condición histórica, transcurrió como una jornada anodina en el tráfico entre la ciudad de Tui y Valença do Minho, informa Primitivo Carbajo.

Una patrulla de la Guardia Civil, no obstante, se situó a medicidía en el lado español de la autovía. "Hemos decidido parar aquí, pero igual podíamos estar en cualquier otro punto", señala el cabo. De vez en cuando manda parar a un coche portugués. "No controlamos a personas, sino las mercancías. Por los pantalones... Están metiendo muchos con las etiquetas falsificadas", precisa el agente.