Zocos, tablaos y heroes de guerra
Es suficienté con enunciar sus títulos para adivinar el leitmotiv de las películas rodadas por Cifesa en Berlín: Carmen la de Tríana, La Canción de Aixa, Romancero Marroquí, Suspiros de España, Mariquilla Terremoto y El Barbero de Sevilla. El folklore, la raza y la tradición española resultaban ideológicamente afines a la política cinematográfica alemana y el Reich no escatimó en gastos, a pesar de que cuatro de ellas tuvieran que ver con la cultura gitana y la quinta contara con "oscuros" marroquíes en su reparto. Parapetadas tras el velo de la anacronía, ninguna de las cintas se permitiría la más mínima mención al conflicto civil español, aunque cumplían sobradamente con las espectativas formuladas por la Junta de Burgos; Reproducían el perfil de una sociedad pre-industrial, anti-moderna y antirrevolucionaria.La jovencísima Raquel Rodrigo, que con 19 años protagonizó la película más exitosa de HFP, El Barbero de Sevilla, dirigida en 1938 por Benito Perojo, recuerda aún el fastuoso rodaje: "Desde luego nos traían en palmitas. Me encantó estar en Berlín... La película estaba bien pagada, los decorados eran magníficos y el vestuario, maravilloso. Todos mis vestidos eran de seda natural. Aquello era de un lujo...". La película se estrenó dos años después de que se empezara a rodar, en el cine Astor de Berlín, tras haber sido proyectada en las salas españolas y latinoamericanas con gran éxito.
La causa franquista
Sin embargo, el producto más importante de la cooperación hispano-alemana en materia de propaganda fue el documental España Heroica (Helden in Spanien, 1937) dirigido por Joaquin Reig Gozálbes, un proyecto muy mimado por el Ministerio de Propaganda, ya que narraba las gestas de la Legión Cóndor, el destacamento de voluntarios alemanes que participó en la causa franquista. La muerte de tres operadores de cámara durante el rodaje del documental formaba parte de los eslóganes con que se anunciaba la película.
En Munich, España Heroica se estrenó simultáneamente en tres salas. Representantes de la Falange y una larga lista de personalidades pertenecientes al partido nazi y a la Wehrmacht tomaron asiento frente a la pantalla. El Film Kurier aderezaba con la siguiente valoración el inventario de los asistentes: "Políticos, oficiales, cineastas, periodistas, científicos e historiadores asistieron a esta magistral descripción de la guerra santa de los nacionales contra el bolchevismo.
