115 estaciones controlan ya por satélite al instante los vertidos al agua de los ríos
Quien contamine los ríos españoles va a tener más difícil la impunidad. El ministro de Obras Públicas, Transportes y Medio Ambiente, José Borrell, presentó ayer, aprovechando la conmemóración por la ONU del Día Mundial del Agua, el Sistema Automático de Información de Calidad de las Aguas (SAICA), que permite detectar en cualquier punto de la red fluvial, toda alteración contaminante.La Policía Fluvial y la Guardia Civil reciben de inmediato los datos de alarma e identificación de los posibles infractores. En España se producen más de 300.000 vertidos en los cauces, y el 60% de la población no depura bien sus aguas residuales.El SAICA, cuya una unidad central está en el ministerio, cuenta con un centro de control en cada Confederación Hidrográfica, 200 estaciones automáticas de alerta -115 ya están instaladas-, otras tantas de muestreo ocasional y 1.000 de muestreo periódico. Las conexiones, a través del satélite Hispasat, permiten trabajar en tiempo real con los datos recabados en los ríos sobre vertidos y aptitud de las aguas para la vida piscícola, regadío, baño u otros usos.
"Con los sistemas clásicos, el control es imposible", dijo en la presentación del SAICA Francisco Gil, director general de Calidad de las Aguas, que detalló los aspectos técnicos con su subdirector, Carlos López. "Los cauces españoles suman 140.000 kilómetros, y sólo hay 500 guardias fluviales". Con el SAICA, el concejal de Medio Ambiente de cualquier localidad puede ver automáticamente en su ordenador los análisis del agua y las posibles infracciones.
El SAICA ha costado 10.000 millones de pesetas, el 85% de los cuales proviene de los fondos de cohesión europeos. "Es un sistema de tecnología punta", dijo Gil, "en el que han participado más de 50 empresas españolas del ámbito químico, hidrológico o informático".
Borrell se refirió a los problemas del agua en el Día Mundial designado por la ONU. "Este año el lema es La mujer y el agua", dijo, "por el papel fundamental de las mujeres en el control y administración del agua donde es un bien más escaso".
Borrell reiteró que en España nos hemos acostumbrado al gesto de girar el grifo sin pensar en la complejísima gestión del agua. "Como cae del cielo", dijo Borrell, "parece que el agua no tiene que tener precio. Pero tiene un coste, y cada vez más elevado. Es el oro azul, y será aún más importante que el oro negro. Si España tuviese que construir ahora el sistema de suministro, rebasaría los seis billones de pesetas".
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