Algunos problemas difíciles
Los asuntos relacionados con drogas, armas y normas de extranjería han figurado entre los más difíciles de resolver entre los Estados Schengen:
Drogas: cada país tiene sus usos médicos. La prescripción facultativa de un fármaco que contenga sustancias estupefacientes (el debate vino por la metadona) prohibidas en otro de los siete no será obstáculo para la libre circulación. El enfermo podrá llevar consigo esas medicinas durante un mes mediante un certificado autentificado.
Tenencia de armas: el problema era la disparidad de legislaciones. Unos países son más permisivos que otros, Se ha efectuado una armonización parcial, clasificando las armas en tres categorías: prohibidas (armas automáticas y de guerra); autorizables (pistolas), y las que deben declararse (escopetas de caza). Se ha establecido un registro común de compradores.
Inmigración clandestina: la lista de "no admisibles", a quienes no se concederá el visado común, se compone de quienes hayan sido condenados penalmente a más de un año, quienes puedan constituir una amenaza para la seguridad nacional y los diplomáticos declarados "persona no grata".
Policía: en caso de que un delicuente sea perseguido por una policía nacional, se abre una vía que permite continuar la persecución en caliente diez kilómetros más allá de la frontera, pero muy condicionada y sin hacer uso de armas.
Justicia: la cooperación judicial se empieza a canalizar no de ministerio a ministerio, sino de autoridad judicial a autoridad judicial, con presencia mutua de oficiales de enlace; un condenado en un país Schengen por un hecho delictivo no puede ser juzgado en otro país por el mismo hecho, por aplicación de la máxima de Derecho romano non bis in idem.
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