El Arco de Madrid y la ley de mecenazgo
Quizá sin saberlo y sin apreciarlo en su justo valor, la Feria Internacional de Arte de Madrid, Arco, es un acontecimiento cultural de primer orden, del que podemos aprovecharnos todos. Es el arte moderno a pedir de boca y a. la vuelta de la esquina; el arte al alcance de la mano, para1a contemplación y el goce estético y, si se tercia, para la compra y la inversión. Da gusto pensar en esos miles de madrileños que todos los años tienen la posibilidad de llevar su mirada a recorrer las galerías reunidas en Arco y, aficionados, mecenas o coleccionistas, adquirir alguna obra de las muchas que se ofrecen. Porque, al fin y al cabo, ésta es la finalidad de Arco: la exhibición y la promoción de los productos artísticos.Porque miles de personas pueden gozar y aprovecharse de Arco. Y esto es muy importante para la cultura de un país como España, que trata de volver a abrirse al mundo después de muchos años de tiempo perdido. Una espectadora extranjera, Shelma Holo, directora de una galería de arte de California, ha escrito unas líneas sobre Arco muy significativas por venir de quien vienen. Dice Shelma que sería inconcebible en una ciudad como Los Ángeles contemplar un espectáculo como el que ella pudo percibir en varias visitas a Arco, en el que se logra superar ese gap, dice, tan negativo que separa frecuentemente vida y arte. Siete días de Arco, de arte y vida, son ya una cita obligada para el público español, casi un derecho. Todo esto en Madrid. Se pasaron los tiempos de la movida, pero Madrid sigue estando ahí, abierto a todos y a todo, y con un Arco a través del cual entra en esta ciudad cada año arte vivo del que disfrutan y se benefician coleccionistas, galeristas, artistas y público corriente y moliente.
En la inauguración de Arco del año pasado pude oír a una ilustre personalidad, buen aficionado al arte, quejarse de la falta de galerías extranjeras en aquella edición de la feria. ¡Pero qué cosas hay que oír!, pensé yo, ¿cómo van a venir galerías extranjeras a una feria en la que los que podrían comprar no lo hacen? Porque, no lo olvidemos, Arco es primero una feria y luego un evento cultural. El hecho evidente de que lo segundo prime sobre lo primero no nos debe hacer olvidar que in principio erat feria, es decir, un lugar donde, con entera libertad; se compra y se vende y al que los galeristas que vienen vienen a vender, aunque la mayor parte de los asistentes se conforma con una ración de siete días de mirar y disfrutar.
Pero para seguir vivo, para ser universal, para ser importante, Arco, la feria, el acontecimiento cultural necesita cada año ser el escaparate del arte mundial, no sólo español. Las propias galerías españolas lo reclaman. Saben bien que el aldeanismo, el nacionalismo, no es compatible con el arte y la cultura. Todos lo dicen, todos lo queremos y todos lo repetimos: las galerías extranjeras son también imprescindibles. Sin ellas, Arco dejaría de ser lo que es; deben seguir acudiendo a Arco. Pero no lo harán por decreto o por ley, y el Estado, en esto, no puede hacer mucho. Aunque algo ha hecho ya de lo que podía hacer, con la aprobación de la tan esperada ley de mecenazgo, que si no colma todas las expectativas, sí marca un cambio de tendencia que ahora habría que saber aprovechar y que indirectamente puede contribuir a revitalizar la Feria de Arte de Madrid.
Por eso, los galeristas esperan que los nuevos estímulos fiscales estimulen de verdad la compra de arte vivo. Los compradores nos harán un favor a la mayoría, haciéndose un favor a sí mismos, revitalizando Arco, regalándose arte, una forma de mecenazgo indirecto. Sí, mecenazgo indirecto y utilísimo. Los coleccionistas, convertidos en mecenas, pueden ahora dar un paso adelante y cumplir con su responsabilidad social y cultural, gastándose sus dineros en arte de aquí y de fuera. Porque sólo así se puede garantizar la continuación y el desarrollo de ese acontecimiento cultural que es Arco, y que tanto ha impresionado a nuestra amiga Shelma y que tanto honra a Madrid y a los madrileños. Y sólo así, haciendo un buen uso de la ley vigente, se prepara un mejor futuro fiscal, que revierte en beneficio de todos.
Nuestro deseo de aficionados es que vengan las galerías extranjeras para que las españolas resalten aún más su importancia y su calidad. Este año vienen bastantes más que el año pasado, pero, si los coleccionistas responden, seguro que menos de las que vendrán el año que viene. Que vengan muchas, y que haya negocio para que todos los madrileños y los que vienen a Arco de fuera de Madrid, que afortunadamente son muchísimos, podamos seguir mirando y disfrutando una ración de siete días de arte de todos los colores, tendencias y países. Porque Arco no puede convertirse en una feria sin horizontes, y debe tener horizontes cercanos y horizontes lejanos. La ley del mecenazgo ya está ahí, y algo es algo. Está ahí, a la espera de que los coleccionistas y los mecenas respondan. Para que Arco siga siendo el Arco de Madrid cosmopolita y abierto.
Antonio Sáenz de Micra es presidente del Centro de Fundaciones.
Babelia
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