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Un vagón con goteras

El tren ha salido del túnel, pero el vagón en el que viajamos sigue con goteras. Ésa es la imagen que tiene el Partido Popular de la mejoría de la economía española. Y, un año después del anterior debate sobre el estado de la nación, la crisis política se resume, según el PP, en que persistirá tal crisis mientras continúe Felipe González al frente del Gobierno. Cuando José María Aznar suba el miércoles a la tribuna del Congreso pondrá delante del jefe del Ejecutivo la pregunta con la que abrió, y creyó resumir, su discurso de hace un año sobre la situación de España: "¿Cuál será el próximo escándalo, señor González? Pero ya no se trata, según los populares, de constatar la total pérdida de credibilidad del Gobierno, sino de poner los medios para acortar la agonía. En realidad, durante este año los populares no han cejado en pedir a los cuatro vientos ayuda para derribar a González, sin que haya habido un solo grupo dispuesto a recoger esa invitación. Pero a los populares les ha importado poco. Se han sentido como si les hubieran dejado solos... en compañía de muchos ciudadanos.

Los populares, a veces, resaltan el respaldo mayoritario que tienen algunas de sus tesis en la opinión pública, mientras hacen oídos sordos a demandas mayoritarias de la opinión pública cuando no coinciden con sus intereses. Así, los dirigentes del primer partido de la oposición han desechado, hasta el momento, plantear una moción de censura. Parece prevalecer en ellos la cautela de no dilapidar una carretera en un solo examen. Y prefieren utilizar las técnicas de su adversario: dejar que los propios acontecimientos les carguen de razón y les permitan con el mínimo riesgo llegar a buen puerto.

En el curso de este año, Aznar ha logrado salir vencedor, a juicio de la opinión pública, en debates parlamentarios con Felipe González, aunque todavía está, inédito como contrincante suyo en la refriega de: las preguntas de la sesión de los miércoles en el Congreso. Y además, Aznar ha llevado al PP a la cota del 40% de votos, con una ventaja de 10 puntos sobre el PSOE, en las elecciones europeas. Una victoria, como el éxito logrado en las elecciones autonómicas vasca, que le ha convertido en una auténtica alternativa de Gobierno, aunque no le ha hecho merecedor de la alternancia a ojos del PNV y de CiU.

Por su parte, Julio Anguita pugna por ser reconocido como alternativa, pero a medida que a medida que crece la expectativa de ascenso electoral de IU aumenta también el recelo hacia los derroteros por los que avanza. Anguita encuentra la simpatía de quienes reclaman a la izquierda absoluta incompatibilidad con la corrupción, pero sigue sin una política socioeconómica que suscite amplia confianza. Tan es así, que no se ha sentido "concernido" por la valerosa propuesta conjunta de sindicatos y empresarios para sacar todo el provecho a la recuperación económica.

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