Los cocodrilos aguantan una hora sumergidos gracias al pigmento de su sangre

Los cocodrilos del Nilo son capaces de permanecer sumergidos durante más de una hora sin salir para respirar, manteniendo a su presa bajo el agua con su mortífero mordisco. ¿Cómo lo hacen? Se debe a la estructura de la hemoglobina de la sangre, el pigmento de los glóbulos rojos, según explican Kiyoshi Nagal, de la Universidad de Cambridge (EE UU), y sus colegas en la revista Nature (19 de enero de 1995). Este pigmento, rojo por su contenido en hierro, transporta el oxígeno en la sangre y lo suministra a los tejidos. Por sí misma, la hemoglobina atrapa el oxígeno demasiado fuerte, pero varios factores la obligan a soltarlo, como el dióxido de carbono (en forma de bicarbonato), que es el subproducto de la respiración. Un exceso de éste en la sangre significa hambre de oxígeno en los tejidos y la hemoglobina responde aflojando los enlaces con el oxígeno. Nagai y sus colegas han descubierto que la hemoglobina de los cocodrilos es especialmente sensible al bicarbonato y una pequeña cantidad de éste provoca el suministro de oxígeno, por lo que su transferencia es muy eficaz, permitiendo a estos animales contener la respiración mucho tiempo.

Tal sensibilidad se debe a un detalle de la molécula de hemoglobina, único en los cocodrilos, al que se une el bicarbonato. Éste envía una onda de choque por toda la estructura de la molécula que altera su forma de manera que los enlaces con el oxígeno se aflojan. La hemoglobina humana no tiene este detalle, por lo que incluso los más eficaces buscadores de perlas no aguantan la respiración más de un minuto.

Nagai ha descubierto este mecanismo y el lugar concreto de la molécula implicado, creando un híbrido de hemoglobina básicamente humana excepto por el pequeño segmento implicado en el enlace del bicarbonato propio de los cocodrilos.