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El Gobierno regula la enseñanza de la religión sin dejar satisfechos ni a obispos ni a padres

La asignatura no tendrá valor académico ni una materia alternativa 'seria'

Nadie está contento. El decreto que regula la enseñanza de la religión, aprobado ayer por el Consejo de Ministros, no satisface ni los obispos ni a los padres, sean católicos laicos. Los prelados, como los padres que profesan su fe, no han conseguido que la asignatura de Religión y Moral Católicas tenga valor académico y una materia alternativa seria. Los padres laicos, por su parte, no entienden por qué, el Gobierno castiga a aquellos escolares que no opten por la religión a tener que estudiar otra cosa, aunque no vaya a ser evaluada ni a constar en el expediente académico. Y ya anuncian recursos que pueden desembocar en un pleito en el Tribunal Constitucional, algo que no hace el episcopado.

El Gobierno reguló ayer el nuevo estatuto de la enseñanza de la religión (derivado de los acuerdos entre el Estado español y la Santa Sede, firmados en enero de 1979) por haber sido anulada por el Tribunal Supremo la norma vigente hasta el curso pasado. El alto tribunal consideró discriminatorio para los alumnos que asistían a clase de religión el hecho de que aquéllos que no optaran por esa asignatura dedicaran el tiempo a una actividad de estudio de las "enseñanzas mínimas" del currículo. Esto es, podían repasar las matemáticas o el lenguaje.Pues bien, el Gobierno ha regulado ahora la nueva situación, que entrará en vigor el curso 1995 / 96. A diferencia de lo que ocurre ahora, los alumnos que no escojan la asignatura de Religión y Moral católicas durante la educación primaria (desde los seis años a los 12) o el primer ciclo de la secundaria obligatoria (12-14) tendrán en una clase que se desarrollará de forma simultánea "actividades orientadas al análisis y reflexión" que se refieran a "diferentes aspectos de la vida social y cultural". Estas actividades, que deben ser propuestas todavía por el Ministerio de Educación y Ciencia (MEC) o las comunidades autónomas competencias plenas, no tendrán nada que ver con las enseñanzas mínimas, de forma que no pueda ser consideraba como una hora de repaso de una materia fundamental.

Alternativa

Esta alternativa cambiará para los dos cursos del segundo ciclo de la secundaria (14-16), donde los alumnos que no eligan la materia confesional deberán estudiar obligatoriamente aspectos "culturales relacionados con las religiones". Estos contenidos serán elaborados por una comisión de notables a la que el MEC tiene previsto incorporar. a personalidades como José Luis Aranguren o Pedro Laín Entralgo. Esta misma materia será estudiada por los alumnos del único curso del Bachillerato (16-18) en que habrá alternativa para la asignatura de Religión.

Estos contenidos alternativos no serán evaluados y, por lo tanto, no constarán en el expediente académico de los alumnos. La solución no deja de provocar guasa incluso entre especialistas cercanos al ministerio de Educación. "¿Si el alumno, especialmente el del curso de bachillerato, ya mayorcito, decide ir a tomar un café y no va a clase, qué pasará? ¿En qué situación colocas al profesor de esta materia?", se preguntaban ayer.

Los obispos, a través de una nota de su comité ejecutivo, la mentaban que a aquéllos que no opten por la Religión se les pida un menor "esfuerzo y dedicación". Esas actividades, a su juicio, no constituyen una "verdadera alternativa a la asignatura de Religión" porque no contará para nada, valoración que también realizó ayer a este diario Carmen Alvear, la histórica dirigente de Concapa, la confederación de padres de alumnos. Juicio opuesto expresó ayer Francisco Delgado, presidente de la CEAPA, que agrupa a los padres laicos. No quieren clase alternativa y ya anuncian recurso por la vía administrativa que puede acabar en. el Constitucional.

Los prelados lamentan asimismo que las notas de Religión y Moral Católica no tangan valor académico ante las pruebas de selectividad ni cuando los expedientes de los alumnos concurran por una beca.

Tila para todos

Tila para todos. El Gobierno, con el nuevo decreto, intenta salvar los muebles de la quema, pero es una incógnita que sólo el tiempo determinará si consigue. Lo dijo ayer el ministro de la Presidencia, Alfredo Pérez Rubalcaba, en su habitual comparecencia tras el Consejo de Ministros: "El texto [del decreto sobre la Enseñanza de la Religión] es equilibrado y trata de dar satisfacción a los estudiantes y a los padres que quieren una clase de religión y a los que no".Los obispos, sin embargo, afirman que "han comprobado con pena que esta regulación no se ajusta a lo establecido en los Acuerdos entre el Estado Español y la Santa Sede, que obliga a ambas partes". No obstante, según dijo ayer José Sánchez, secretario general del episcopado, no pleiterán para que la Religión tenga rango similar a las Matemáticas, como es su aspiración. Si lo hacen serán de nuevo los padres o profesores católicos. La Concapa ya estudia el tema. Los prelados se limitan a expresar su pena por el escaso rango académico que tendrá su asignatura. Puede ser "un paso decisivo. en el proceso de desarme religioso y moral de la juventud española".

Los padres, por su parte, como dijo ayer Francisco Delgado, presidente de CEAPA, plantearan recurso por vía administrativa contra la resolución. Su filosofía es sencilla: Religión o patio. Delgado indicó que no se puede garantizar "los derechos de unos conculcando los de otros", obligados a estudiar otra asignatura.

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