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La Unión Europea avanza en su pacto con Mercosur pese a la cumbre de Miami

Xavier Vidal-Folch

Bruselas respondió ayer a Washington con el silencio oficial y su segundo documento. La sorda competencia por el mercado latinoamericano que mantienen Europa y EE UU aumentó de nivel el pasado fin de semana. En la cumbre de Miami, Washington prometió una zona de libre mercado, pero sin fecha. La Comisión Europea aprobó ayer el protocolo de intenciones que debe firmar con Mercorsur.

La promesa de una zona de libre cambio de todo el continente americano "es positiva" porque empuja el libre comercio, enjuiciaron ayer fuentes de la Comisión Europea. "Pero habrá que ver cómo se desarrolla este magnífico anuncio" de Miami, añaden con escepticismo. Estas fuentes recuerdan que no se trata de un proyecto que deba nacer el año 2005, como se ha simplificado, sino que "2005 es sólo la fecha prevista para el fin de las negociaciones". Entretanto, la posición de Washington, "como ha sucedido otras veces", puede variar. Basta para ello un cambio de presidencia o un giro en el Congreso "y el proyecto se archiva hasta mejor ocasión", lo que sucedió este verano, por ejemplo, con la extensión del TLC (EEUU-Canadá-México) al resto del continente.

En Bruselas, en suma, se reconoce "el enorme efecto de imagen" que ha tenido la cumbre de Miami, pero sus contenidos prácticos se consideran poco menos que fuegos de artificio. Por el contrario, las formas de decidir para llegar a acuerdos sobre estas cuestiones en la UE "son lentas, complicadas y burocráticas", reconocen en la Comisión. Pero "en cambio cuando se alcanza el acuerdo es irreversible e inamovible": No le afectan los cambios políticos en los Gobiernos de los Doce.Discreción oficial

Por eso, lejos del espectáculo y en medio de la discreción oficial -Bruselas no quiere elevar el pulso implícito con Washington para ganar influencia en Latinoamérica a categoría de lucha abierta-, la Comisión se limitó ayer en Estrasburgo a seguir su procedimiento.

La cumbre de Essen aprobó el sábado, al mismo tiempo que se celebraba la cumbre de Miami, el llamado documento Marín sobre Mercosur (Brasil, Argentina, Uruguay y Paraguay), urgiendo a la Comisión y al Consejo a "crear las condiciones que permitan establecer a corto plazo las negociaciones" con Mercosur sobre un "acuerdo marco interregional", que se prevé operativo en el año 2001.

Bajo ese nombre se esconden tres tipos de relaciones: una zona de libre cambio industrial, es decir, un mercado común que abarcará 560 millones de consumidores; un diálogo político; y unas relaciones privilegiadas de ámbito múltiple (investigación y desarrollo, medio ambiente, telecomunicaciones) que incluyen asistencia técnica al proceso de integración en el que están embarcados los seis países del cono Sur. Un planteamiento más de fondo, en consecuencia, que una simple zona de libre cambio.

Pues bien, ayer se aprobó ya por la Comisión el primero de los documentos que se necesitan en este farragoso proceso: el protocolo de intenciones (memorandum of understanding), que incluye el diseño de los tres tipos de relaciones especiales.

A continuación son los seis países de Mercosur quienes deben otorgarle el visto bueno. El paso siguiente es la elaboración por la Comisión de una directiva de negociación, que podría estar lista en dos meses. Después, el Consejo dará un mandato de negociación. Hasta podría abrirse en el verano de 1995, para desembocar en el último trimestre del año en la firma del primer acuerdo interregional, bajo presidencia española de la UE.

Paralelamente a este proceso con Mercosur, la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno propugnó en Essen un avance en las relaciones de la Unión Europea con México y con Chile, que se concretará también en los próximos meses.

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