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La Cámara baja de Rusia aprueba una ley que obliga a los extranjeros a someterse a la prueba del sida

Pilar Bonet

La Duma estatal de Rusia (la Cámara baja del Parlamento) aprobó ayer, sin ningún debate y por aplastante mayoría (281 votos a favor y tres en contra), una ley que, en caso de entrar en vigor, obligará a todos los extranjeros, incluídos los turistas, a someterse a la prueba del sida. Para ser efectiva, la ley en cuestión ha de ser aprobada también por el Consejo de la Federación (Cámara alta) y contar con el visto bueno del presidente, Borís Yeltsin.

En caso de prosperar, la aplicación de esta ley corresponderá al Gobierno ruso, que deberá elaborar un régimen especial de deportación para los extranjeros enfermos.

Observadores políticos en Moscú se mostraban ayer asombrados por la indiferencia con la que la Duma aprobó la ley en tercera lectura, pese a las numerosas protestas de grupos de derechos humanos, uno de los cuales, el EZOP, repartió ayer preservativos a los diputados que llegaban a la sesión de la Duma. Es previsible que en los próximos días se intensifiquen las presiones internacionales en contra de esta ley que entronca con viejas tradiciones xenófobas.

De acuerdo con la nueva norma, la prueba del sida será obligatoria para todos los extranjeros y personas sin ciudadanía que lleguen a Rusia, ya sea para trabajar estudiar o cualquier otro concepto.

Quienes se nieguen a efectuar la prueba o a presentar un certificado de haberla hecho pueden ser deportados, a tenor de la ley, que ha sido elaborada por el Comité de Sanidad de la Duma y endurecida con diversas modificaciones. Quienes resulten seropositivos serán puestos en la frontera.

Extranjeros deportados

Hasta ahora, 450 extranjeros han sido deportados, según explicó a la agencia ITAR-Tass el jefe de la sección de lucha contra el sida del Ministerio de Sanidad de Rusia, Mijaíf Narkevich. Se trata en su mayoría de extranjeros procedentes de países africanos.Según fuentes de la Duma, los diputados recibieron el proyecto de ley junto con una nota explicativa en la que se afirmaba que la puesta en práctica dé las medidas contempladas no costaría ningún dinero al presupuesto estatal. Esta afirmación es, como mínimo, extraña teniendo en cuenta los costes de las pruebas.

Los ciudadanos rusos también pueden ser sometidos obligatoriamente a pruebas del sida si son donantes de sangre o ejercen determinadas profesiones. Los médicos se reservan el derecho de no atender a las personas que, teniendo síntomas de sida, se nieguen a pasar un examen médico.

En Rusia hay registradas actualmente 830 personas afectadas por el síndrome de inmunodeficiencia. De ellas, al menos 144 han contraído la enfermedad del sida.

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Sobre la firma

Pilar Bonet
Es periodista y analista. Durante 34 años fue corresponsal de EL PAÍS en la URSS, Rusia y espacio postsoviético.

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