La UNED trata de salir del colapso

ESPERANÇA COSTA. El sistema tradicional de la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED) hace agua. Con más de 133.000 alumnos y 61 centros asociados en todo el país, la universidad más populosa inicia una etapa de modernización y racionalización de su estructura para hacer frente a una crisis financiera que pone en peligro muchos de sus centros y el servicio a miles de estudiantes. Por primera desde su creación en 1972, la UNED quiere acabar con la improvisación mediante el proyecto 'Red Básica', que intenta garantizar la supervivencia de un mínimo de centros que recibirán importantes subvenciones de su sede central en Madrid.

La crisis económica de ayuntamientos y diputaciones -principales entidades responsables de la proliferación de centros asociados de la UNED- y la progresiva retirada de subvenciones de cajas y entidades de crédito "han puesto en peligro la supervivencia de la mayoría de los centros", comenta el vicerrector Luis Tejero. En muchos casos, los responsables de cada sede se han visto obligados a mendigar subvenciones año tras año para cubrir sus costes. La aportación de la sede central cubría entre un 150 y un 20% de sus presupuestos.

"El crecimiento de la UNED, cercano a un 8% anual", explica Tejero, "no se ha correspondido hasta ahora con unos criterios docentes y económicos racionales, y con la red básica de centros pretendemos que la oferta quede asegurada en ciertos puntos estratégicos". Para el proyecto, que entrará en vigor en 1995, se han escogido los centros de más envergadura de Galicia, Asturias, Aragón, Cataluña, País Vasco, las dos Castillas, Madrid y Comunidad Valenciana.

Estas sedes recibirán una importante aportación económica de la UNED, que dependerá del número de alumnos y que en un plazo de cinco años supondrá más del 50% del presupuesto de cada centro, igualando o superando la aportación habitual de las instituciones locales.

Los más pequeños

Pero la otra cara de la moneda es el fortalecimiento de los centros más grandes en detrimento de los más pequeños, como aquellos que apenas cuentan con medio millar de alumnos (Huelva, Cuenca, Orense ... ), a los que la crisis está afectando de modo más sangrante. ¿Las leyes del mercado reinarán también en la enseñanza a distancia?

"Estos centros deberán ajustar su oferta a sus posibilidades económicas, impartir sólo las carreras de mayor demanda y dejar las más minoritarias a cargo de los centros básicos, mientras que la UNED les seguirá garantizando las subvenciones concedidas habitualmente, con el incremento anual del IPC", afirma el vicerrector Tejero.

Ello significa que los centros en crisis deberán aligerar su carga económica prescindiendo de las dedicaciones menos rentables. Por otra parte, ayuntamientos, diputaciones y cajas de ahorros, a los que Tejero reconoce como "los artífices del éxito de la UNED en el intento de acercar el servicio de la enseñanza superior a los ciudadanos", deberán seguir sosteniendo estos centros si quieren evitar su cierre. La suma de estas aportaciones en todo el país sumó en 1992 unos 3.500 millones de pesetas. La UNED, que cuenta este año con un presupuesto de 13.500 millones, invierte en los centros unas 100.000 pesetas por alumno.

Innovadora y positiva .

Para Henri Bouchet, director del centro asociado de Vila-Real (Castellón), la red básica es "innovadora y positiva en líneas generales", pese a que esta pequeña sede, que atiende a 1.060 alumnos, no ha sido aceptada en ella y seguirá dependiendo de las subvenciones de 30 ayuntamientos y de la Diputación de Castellón. "Sería deseable", comenta Bouchet, "una mayor colaboración económica de los gobiernos autónomos porque, aunque se trata de una universidad estatal, está muy imbricada en el tejido social de cada región".

Funcionarios (18,3%), profesores (15,1%) y profesionales liberales (14,5%) de entre 25 y 40 años forman el prototipo de los más de 133.000 alumnos de la UNED: Derecho (con el 28% de los matriculados), el curso de acceso a la Universidad para mayores de 25 años (18%), Empresariales (11,5%) y Psicología (10,6%) son, con diferencia, las carreras más solicitadas.

A este perfil responden César Díaz, de 31 años, y Dolores Gracia, de 32, trabajadores de la Seguridad Social de Valencia que, tras cinco o seis años de estudio, han llegado a tercero, de Derecho, carrera que escogieron para su "promoción profesional".

"Estudio las noches que puedo, y cuando no he de cuidar a mi hija pequeña", dice César. Dolores, casada y sin hijos, se lo toma "con calma". "La ventaja de la UNED, afirma, "es que se trata de un sistema docente único para todo el Estado y puedes cambiar de domicilio sin problemas". José Alabau, de 24 años, que trabaja de ayudante de biblioteca en la propia UNED de Valencia, dispone de más tiempo para estudiar (unas seis horas diarias), lo que le ha permitido llegar a quinto de Derecho en seis años. A Cuca Cuadrado, una psicóloga de 29 años que trabaja en la Cruz Roja de Valencia y se ha matriculado en segundo de Sociología, lo que más le molesta son Ias horas que se pierden en los trámites de matriculación".

Carmen Caballero, de 32 anos, que se licenció en la UNED y que este curso se estrena como profesora de Derecho, verá ahora las cosas "desde el otro lado". "Se necesita una férrea autodisciplina para estudiar a solas en casa", asegura. El retraso en la entrega de las notas de los exámenes y la frialdad del sistema son las quejas más generalizadas.

Pese a que la demanda de jóvenes que proceden directamente del COU se ha disparado, la UNED, según aforma Henri Bouchet, "da prioridad en sus admisiones al sector para el que fue creada, que son los que, por sus condiciones laborales, no pueden asistir a las universidades presenciales". De hecho, el grupo de alumnos de 20 a 30 años apenas si ha variado (48%), mientras que desde 1982 a 1992, los menores de 20 descendieron del 4% al 2,8% y se incrementó el grupo de mayores de 40 años del 10% al 12,9%. La mujer ha duplicado su presencia en la UNED desde 1975, y constituye ahora el 45%.