Ballenas: unos las adoptan y otros se las comen
Crece la cotización de estos cetáceos como protección manjar, o negocio
Las ballenas le están ganando a los pandas, tigres, gorilas de montaña, rinocerontes y elefantes la triste carrera por convertirse en los animales que mejor simbolizan los problemas de conservación de la naturaleza. En Estados Unidos se ha levantado una auténtica fiebre Moby Dick. En Cape Cod (entre Boston y Nueva York) se ha instalado una floreciente industria turística para ver ballenas a hora y media de viaje en barco (3.500 pesetas el pasaje). Media docena de compañías se dedican a ello.Pero la última moda en Estados Unidos es adoptar uno de estos cetáceos, de la mano de la International Wildlife Coalition (Coalición Internacional para la Vida Salvaje). Por una cuota mínima de 2.000 pesetas, cualquiera puede apadrinar una ballena. A cambio, la organización envía un diploma, una fotografía y una pequeña biografía de la criatura, más un mapa a todo color con los movimientos migratorios de las ballenas y descuentos en los viajes de observación. Además, cada padrino recibirá información puntual sobre lo que le pase a su ballena (idas, venidas, nuevos alumbramientos, acciones especiales e incluso accidentes).
Los interesados pueden escoger su animal entre un catálogo de 50 ballenas, convenientemente bautizadas- sobre todo, por la forma de la cola-, identificadas y más o menos controladas por los científicos. Daniel J. Morast, director del Proyecto de Adopción de Ballenas, subraya que cada una de ellas tiene su propia personalidad, como los humanos, y que su huella digital está impresa en sus colas.
El catálogo reproduce la fotografía del medio centenar de colas, sus nombres y un breve DNI. Don Quijote tiene en su currículo haber sobrevivido tras caer peligrosamente en redes pesqueras. Enfermera es ya abuela y se llama así por las atenciones que prodigó a una compañera, Silver, en otoño de 1979. Tanith es una de las hembras más tímidas; y Sal y Pimienta se llaman así porque el verano de 1992 siempre iban juntas, son de las más fotografiadas, ya que ese año se las vio 28.días distintos.
En España, el Senado aprobó en junio una moción instando al Gobierno para que proteja de un turismo incontrolado y molesto a las ballenas que pasan largas temporadas en las aguas cercanas a Canarias. La moción, presentada por el Grupo Socialista, pidió que se regulara el turismo ballenero para que se usen embarcaciones poco ruidosas, se prohíba el uso de ecosondas para localizarlas y se exija la presencia de guías en cada excursión.
Unos las miran; otros las apadrinan; y otros se las comen. El diario New York Times y la revista Science han publicado un estudio con un resultado que a algunos indignará: Muchos mercados de pescado y tiendas de ultramarinos de Japón venden carne de especies de ballenas en grave peligro de extinción y protegidas desde los años sesenta. Según esta investigación, no sólo se están cazando las minke, las más abundantes y también capturadas por Noruega (unas 300 este año); sino también las yubarta, o jorobadas, protegidas desde 1966 y famosas por sus melódicos cantos. Las pruebas se han obtenido a través del análisis de muestras de ADN extraídas de las tajadas de ballena puestas a la venta en Japón. "Todas las grandes ballenas se parecen muchísimo cuando están envueltas en celofán", dice Steplien R. Palumbi, de la Universidad de Hawai, que ha dirigido el trabajo.
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