La dioxina, declarada culpable de causar cáncer y otros daños
La dioxina, un tipo de compuestos químicos derivados, entre otras cosas, de la incineración de residuos urbanos y médicos y que se encuentra también en procesos de producción en los que interviene el cloro, causa probablemente cáncer en los seres humanos. Ésta es la principal conclusión de un informe de 2.000 páginas presentado ayer por la Agencia de Protección del Medio Ambiente de EE UU (EPA).
El informe consolida, después de tres años y medio de investigaciones y pruebas, la advertencia que ya hizo este organismo en 1985 sobre las propiedades cancerígenas de la dioxina. La principal novedad es que los efectos perjudiciales de la dioxina -no solo el cáncer- se pueden producir en dosis pequeñas, como las que ya se han acumulado en el medio ambiente.El informe asegura que la dioxína puede provocar cáncer -especialmente de pulmón- y dañar los sistemas inmunológico y reproductivo del organismo humano, pero no establece con claridad las cantidades necesarias para provocar esos desequilibrios.
El 95% de la dioxina que llega al cuerpo lo hace a través de productos alimentarios como la carne, el pescado, los huevos y los productos lácteos. Las madres pueden transmitirla a los bebés a través de la leche. El organismo que se ocupa del control del medio ambiente no define todavía a la dioxina como, agente cancerígeno, ni recomienda ningún cambio en los hábitos alimentarios, sino que abre un periodo de debate público de cuatro meses de duración y anuncia un informe definitivo para el próximo año, después de haber llevado a cabo más estudios sobre la repercusión de la dioxina en el organismo.
Mientras tanto, el informe presentado ayer hace un llamamiento para que se incrementen los controles sobre la incineración de residuos médicos y biológicos, el uso de pesticidas y los niveles de contaminación de empresas que utilizan cloro, como la. industria papelera y de ciertos tipos de plástico. La treintena de restricciones actualmente en vigor, dice la agencia, ha conseguido que disminuya la incidencia de la dioxina en el medio ambiente y en los productos alimentarios, pero queda todavía mucho por hacer, y, una de las recomendaciones de la EPA es la exigencia a las plantas de incineración de residuos de que reduzcan al mínimo las emisiones de dioxina y otros contaminantes.
Para muchos norteamericanos, el estudio llega demasiado tarde. Los 2.200 habitantes de Times Beach, en el estado de Missouri, por ejemplo, tuvieron que abandonar su pueblo en 1982 después de aguantar 11 años de contaminación por dioxina provocada por una refinería de aceites residuales. El índice de casos de cáncer, abortos y malformaciones de Times Beach es muy superior a la media de EE UU. La alerta se extiende también a los consumidores habituales de pescado de la zona de los Grandes Lagos.
La dioxina desató la alarma por primera vez en la época de la guerra de Vietnam, después de que soldados que habían estado expuestos al Agente Naranja -el herbicida utilizado en la guerra química contra el Vietcong- sufrieron diversos tumores. A pesar de todo, el estudio de la EPA de 1985 sobre el posible riesgo cancerígeno de la dioxina fue desafiado por representantes de la industria química y por algunos científicos, que solicitaron la ampliación de las investigaciones. El resultado de esta peticion es el informe, todavía incompleto, presentado ayer, que no ha conseguido despejar las críticas.
La Asociación Nacional de Criadores de Ganado cree que las conclusiones provisionales del informe son equivocadas porque se basan en datos incompletos o no actualizados.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.