Los 'balseros' dejan de echarse al mar al entrar en vigor el pacto de Cuba con Estados Unidos
MAURICIO VICENT, La crisis de los balseros se acabó a las doce de la mañana de ayer, martes y 13, al vencer el plazo dado por las autoridades cubanas. A esa hora, la calle Real de Cojimar ya no era una romería de fugitivos, como en las últimas semanas. El fin del ultimátum llegó sin violencia. Desde el domingo, las autoridades cubanas habían prohibido transportar balsas hacia la playa. Soldados de la guardia de fronteras vestidos de verde oliva patrullaban desde entonces las costas recordando a los balseros que cualquier bote sería confiscado. La crisis se apagó sin traumas, como se ahoga un náufrago.
Cojimar nunca fue un pueblo supersticioso. Gregorio Fuentes, el amigo pescador de Ernest Hemingway y patrón de su yate Pilar, tampoco. Por eso este martes 13 se levantó temprano y, como todos los días a eso de las 12 puso rumbo al bar La Terraza y se fumó un gran cigarro y se tomó media cerveza fría. Un mes antes, justo el miércoles 17 de agosto, Gregorio Fuentes miraba al mar acodado en una mesa frente a la bahía cuando comenzó la crisis de los balseros. Gregorío asistió a aquella huida masiva con los ojos nublados por sus 97 años. Hoy sigue tranquilo en el mismo sitio de siempre, y desde su mesa se ve un Cojimar que ha vuelto a la normalidad pero que ya no es el mismo.En la playa sólo quedaban ahora algunos trozos de madera abandonada y restos de catamaranes y artefactos con los que algunos niños en bañador jugaban "a cruzar el estrecho de la Florida".
La mayoría de los que ya tenían la balsa construida hicieron caso omiso de los partes meteorológicos que anunciaban tormenta, de las amenazas de EE UU de que jamás entrarían en territorio norteamericano, de las exhortaciones del Gobierno tras la firma de los acuerdos de Nueva York y de su preocupación porque el mar era peligroso. Sin confiar en nadie, cogieron sus balsas y se lanzaron al mar sin mirar atrás. No se trataba siquiera de buscar de una nueva vida, sino de escapar de la anterior.
Ya desde el domingo, varios policías se habían apostado a la entrada de Cojimar por la Vía Blanca y registraban los camiones y coches sospechosos o que pudieran transportar materiales que sirviesen para construir balsas a la orilla de la playa. Durante un mes, Cojimar fue un astillero y la principal rampa de lanzamiento de los balseros hacia su sueno americano. El tranquilo pueblo de Cojimar. Otra vez volvía a ser un lugar normal.
Un ex coronel anuncia disensiones en el Ejército
"Desgraciadamente, en las circunstancias actuales Cuba se aleja cada vez más de una transición pacífica. La reconciliación aparece como una quimera, un sueño. ¿Qué queda? El baño de sangre. Creo que las Fuerzas Armadas tendrán que tomar carta abierta en los acontecimientos que se producirán en Cuba, porque en el seno del Ejército hay un sentimiento generalizado para que acabe esta calamidad, cuyo máximo responsable es Fidel Castro".Quien así habla es el coronel Alvaro Prendes, de 65 años, condecorado en mayo de 1961 por el propio Fidel Castro como Héroe de la República, por su exitosa participación como piloto en la frustración de la invasión de Bahía de Cochinos. De héroe y Premio Nacional de Literatura (1984), por su novela Piloto de combate, el coronel Prendes pasó a ser considerado un traidor. Tras obtener de EE UU un visado de refugiado político, el ex militar consiguió autorización para salir de Cuba con destino a España, adonde llegó el jueves pasado, en escala hacia EE UU, donde establecerá su residencia "para continuar la lucha a favor de los derechos del pueblo de Cuba y por el derrocamiento de Fidel Castro".
El coronel Prendes dijo ayer en Madrid que el malestar en las filas militares empieza a concretarse en el terreno organizativo con una denominada Unión de Soldados y Oficiales Libres (USOL), en la que, aseguró, se encuentra encuadrada en la actualidad la mayoría de la oficialidad cubana.
Prendes enumeró tres directrices "que guían hoy a la mayoría de los miembros de las Fuerzas Armadas cubanas": "1) Solidaridad entre todos los militares; 2) Disposición inexorable, en caso de graves altercados del orden, de no disparar jamás contra el pueblo; y 3) En caso de recibir la orden de disparar contra la población, los militares lo harían contra los que impartieran dichas órdenes".
En opinión de este militar rebelde, el malestar en las filas de las Fuerzas Armadas "obedece a las mismas causas que el malestar del pueblo cubano. Los militares sufren todas las penurias y torturas que padece hoy Cuba: los rigores en el transporte, en el suministro eléctrico, en la alimentación... Sólo una cúpula muy reducida goza de todos los privilegios".
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.