El 'cometazo' reaviva los planes para evitar un choque similar con la Tierra
A la vista del espectacular castigo recibido por el gigantesco planeta Júpiter durante el reciente cometazo, los congresistas estadounidenses han decidido respaldar los planes -hasta ahora-expuestos tímidamente sólo por algunos científicos- para evitar algo parecido en la Tierra. Han pedido a la NASA que mantenga una vigilancia continua de los cometas y asteroides que puedan suponer un peligro para nuestro planeta.
Los astrónomos tienen identificados unos 100 cometas o asteroides cuyo camino puede llegar a cruzarse con la órbita de la Tierra y creen que existen otros 2.000. En teoría, si el tiempo con que se da la alarma fuera suficiente un misil con cabeza nuclear podría desviar el cuerpo celeste antes del choque. Para esto serviría el sistema de alarma, de unos 7.000 millones de pesetas, que constaría en principio de una red de telescopios destinados a observar cometas y asteroides.La comisión de ciencia de la Cámara de Representantes, en cabezada por George E. Brown, votó el pasado día 20 pedir a la NASA que cumpla esta función de observación, petición ante la que ha reaccionado con celeridad, con la creación de un comité de seis personas para estudiar su viabilidad, encabezado por Eugene Shoemaker, uno de los descubridores del cometa que se estrelló contra Júpiter hace dos semanas.
Los especialistas creen que las imágenes de los agujeros del tamaño de la Tierra creados en la estructura gaseosa de Júpiter harán mucho para que los planes de alerta sean menos criticados de lo que lo fueron en el pasado. Según Brown, no hay nada como una ciudad devastada por un gran terremoto para que el Gobierno federal dé fondos para investigación geofísica. "Nadie va a despreciar esta idea ahora", ha señalado Robert L. Park, portavoz de la Sociedad Americana de Física. "Lo harían antes, pero ahora se han ocultado".
Los cometas y asteroides son restos de la creación del sistema solar. Pueden tener un diámetro de kilómetros y moverse a varias docenas de kilómetros por segundo lo que los convierte en proyectiles peligrosos.
Los cometas están compuestos de hielo, quizá con un núcleo rocoso, mientras que los asteroides son rocosos y metálicos. Los asteroides viajan continuamente por el interior del sistema solar y los que pasan cerca de la Tierra suelen orbitar el Sol una vez cada dos años. Sus órbitas pueden así proyectarse, hacia el futuro con siglos de adelanto. Los cometas, por el contrario, proceden de los confines del sistema solar. Suelen rodear el Sol en órbitas fuertemente elípticas que tardan en recorrer hasta millones de años. Su venida puede por tanto resultar imposible de predecir con más de un año de adelanto.
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