Círculos sobre PSV
De la vivienda social al chalé de lujo, pasando por la carretera de Valencia
Tras un amago de quiebra resuelto in extremis en suspensión de pagos, entre el clamor de miles de socios descompuestos y sin piso, y en medio de un proceso judicial que -pese a estar solo en sus prolegómenos- ha dado con un gerente en la cárcel, y un presidente en libertad bajo fianza, ¿querría alguien utilizar las siglas PSV como reclamo publi-citario? Pues sí. Eso es exactamente lo que ha hecho la constructora Sánchez Pacheco para intentar vender 30 chalés adosados de lujo en la localidad madrileña de Morata de Tajuña.Tras la suspensión de pagos de PSV, los más de 20.000 cooperativistas que habían aportado dinero para la construcción de sus pisos se vieron ante una disyuntiva poco envidiable. Por un lado, podían seguir como socios, esperando -con cierto buen talante- que sus depósitos, las ayudas públicas y algún esfuerzo adicional se acabaran traduciendo en la consecución de una vivienda. Alternativamente, podían excluirse de la cooperativa y exigir la devolución de su dinero.
Quienes hicieron lo segundo -los dados de baja- son los destinatarios del anuncio que viene apareciendo estos días en la prensa. "A los damnificados de Madrid, con la cesión de derechos de PSV como entrada". La idea es sencilla y, a juzgar por la premura con que centenares de cooperativistas se han interesado en ella, no carece de atractivo. La constructora Sánchez Pacheco vende sus chalés a los socios dados de baja de PSV por unos 17 millones de pesetas, aceptándoles a modo de entrada -algo más de tres millones- parte de la deuda que la cooperativa tiene con ellos.
"Los chalés están hechos", insisten en la constructora, conscientes de lo melodioso que el concepto de una casa terminada debe de sonarle a un cooperativista de PSV. "Con escritura y llave en mano". El gancho de la oferta es claro: los dados de baja pueden usar como entrada un dinero -lo que PSV les adeuda- que, de otra forma, podrían tardar varios años en palpar. ¿Duros a peseta? No exactamente: lo que en principio iba a ser un piso céntrico y barato se acabaría convirtiendo en un chalé de 17 millones situado a 35 kilómetros de Madrid.
Más de trescientos cooperativistas -asegura Valentín Pacheco, de la constructora Sánchez Pacheco- se han interesado por los chalés, y un centenar se ha acercado ya a verlos. "Y han salido todos encantados". Lo que, tal vez, no es sorprendente: 150 metros cuadrados en dos plantas, tres plazas de garaje, jardín, piscina común, antena parabólica. Pacheco, sin embargo, sólo ha cerrado hasta ahora siete operaciones. Aun descontando la entrada, la financiación de los casi 14 millones restantes le supone a cada comprador unas 160.000 pesetas al mes.
"Están utilizando nuestras siglas como reclamo", se quejan en PSV. Valeriano Gómez, actual presidente de la cooperativa, ha aconsejado a los dados de baja que ignoren la oferta. Algunos socios han creído, al ver el anuncio, que la promoción es el fruto de un acuerdo entre PSV y la constructora de los chalés. La asociación de cooperativistas de Valdebernardo (Madrid) ha tildado de "falsa y engañosa" la publicidad de los chalés. "No hay ningún acuerdo", aseguran en PSV, "ni siquiera se han puesto en contacto con nosotros". Los responsables de la cooperativa están estudiando con sus asesores jurídicos la posibilidad de querellarse por fraude contra Sánchez Pacheco.
"¿Fraude?", se escandalizan en Sánchez Pacheco. "¡Pues mira quien fue a hablar!". Valentín Pacheco, ante el éxito de su anuncio, está decidido a seguir con la campaña, si bien con algunos cambios. "En vez de PSV [siglas de Promotora Social de Viviendas], pondremos Proyecto Social de Viviendas", asegura Pacheco, "y no habrá que ser muy lince para saber de qué va la cosa".
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