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La industria farmacéutica acusa a Sanidad de estrangularla con su política de ahorro

La Seguridad Social consigue frenar el aumento del gasto en medicinas en el 1,7%

Madrid Listas negativas de medicamentos, nuevos visados de inspección, directrices a los médicos para recetar las medicinas más baratas. La política de la ministra de Sanidad, Ángeles Amador, para contener el gasto en medicamentos reduce, por un lado, el aumento de los gastos en farmacia desde el 7,7% en 1993 hasta el 1,7% en lo que va de año, y por otro, crea un grave conflicto con la industria farmaceútica. El idilio entre el Ministerio de Sanidad y las empresas que se inició con la rebaja voluntaria de sus beneficios el pasado mes de septiembre toca a su fin.El pacto entre las empresas farmaceúticas y Sanidad, que en dos años ha conseguido frenar espectacularmente el crecimiento de los gastos en medicamentos, está en peligro. Los fabricantes acusan al Ministerio de querer ahogarles. El motivo, la práctica estabilización del consumo en los últimos meses. Según la patronal Farmaindustria, eso rompe el equilibrio pactado verbalmente con la ministra, cuando las empresas redujeron voluntariamente un 3% los precios en septiembre de 1993, pero esperaban que el crecimiento del consumo les compensaría. Nueve meses después quieren que Amador les asegure un crecimiento anual de al menos el 3,5%. Si no, están dispuestos a volver a subir los precios.

"Podemos pactar un crecimiento anual modesto, del 3 ó el 3,5%, y que sea la base del presupuesto de 1995. Así no nos sentiremos engañados". Jorge Gallardo, presidente de Farmaindustria, advierte que "si no llegamos a este pacto tomaríamos medidas y, entre ellas, podría estar la de retirarnos del acuerdo sobre la rebaja del precio". Otros directivos de Farmaindustria aluden a medidas contundentes como cobrar lo que les adeuda la sanidad pública o la huída de España de fabricantes. Hoy en España hay 340 empresas, con 39.000 trabajadores en 1993, cuando la Seguridad Social gastó en medicamentos 675.000 millones, incluída la aportación de los consumidores.

La política de Ángeles Amador trata de abaratar los gastos del Estado por prestaciones y se centra en buena parte en los medicamentos. Rebajas voluntarias por parte de los fabricantes; introducción creciente de productos genéricos, que salen más baratos; listados de medicinas preferenciales que los médicos deben recetar; exclusión de algunos productos muy habituales entre los que paga la Seguridad Social; más control de la inspección, y la pretensión de que las farmacias rebajen sus márgenes son algunas de las armas con que el Ministerio se ha enfrentado al problema. Obligadas a pactar ante un cliente que consume el 70% de sus productos, las empresas han visto reducirse sus beneficios. Ahora, y ante la evidencia de que 1994 supondrá una práctica estabilización del mercado nacional, parecen dispuestas a dar la batalla al Ministerio.

El primer desconcierto fueron los presupuestos de 1994 del Insalud para medicamentos: se iba a gastar un 12% menos que en 1993. "Esto sí que fue una sorpresa", reconoce Gallardo. Sólo fue el anticipo de una serie de medidas como las guías de prescripción a los médicos del Insalud; el paso a uso hospitalario de 'algunos medicamentos que antes se consumían a través de las farmacias; los visados de inspección para otros que antes no lo requerían. Más recientemente, unas circulares a hospitales públicos clasifican los fármacos de prescripción en dos tipos, A y B, según su seguridad y eficacia, aunque todos estén autorizados por el ministerio.

Esta batería de medidas ha permitido en 1994 una contención del gasto, insólita en la última década, hasta un crecimiento del 1,7%. En 1993 los primeros recortes lo retuvieron en un 7,7%, a diferencia de los ejercicios anteriores, donde se disparó cada año por encima del 15%. Sanidad y laboratorios estaban de acuerdo en que el ritmo de crecimiento era insostenible. Ahora, se puede romper el pacto.

La extrañeza de los fabricantes, y no lo ocultan, está en la aparente contradicción entre las manifestaciones de la ministra y los hechos. "Cuando le decimos a la ministra que está pasando esto o aquello, nos dice que no hagamos caso, que son rumores. Pero es que nos llegan hasta papeles confirmando después que se están tomando medidas que nos perjudican", afirma Gallardo.

Farmaindustria busca un acuerdo marcopor escrito "que no amenace nuestra estabilidad con medidas coyunturales", explican sus directivos.

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