La ONU incluye la zona mediterránea en su lucha contra la desertificación, pero no da fondos
España es el único país de Europa considerado de alto riesgo de pérdida de suelo
El Convenio Internacional sobre la Lucha contra la Desertificación de la ONU incluirá en un anexo la propuesta española de actuar en el Mediterráneo, aunque no contemplará dotaciones económicas específicas para ello. Motivos financieros retrasaron ayer la firma del acuerdo en París. Las estadísticas que se han manejado a lo largo de 12 días hablan de un problema común a toda la Tierra, pero que adquiere caracteres alarmantes en África, donde el 66% del territorio es desierto o marisma. España es el único país europeo calificado como de alto riesgo de pérdida de suelo.
Un 21% del territorio español no es o está dejando de ser útil para su cultivo, en algunos casos en fase de abierta desertificación. España dedica cada año 1.900 millones al fondo mundial de lucha contra la degradación de la tierra y ha conseguido que la Convención de París incluya un anexo referido al "Mediterráneo septentrional" en el que se habla de "condiciones climáticas semi-áridas", de "sequías estacionales" y de "lluvias a menudo muy violentas".España es el único país de Europa que el PNUMA califica de alto riesgo de pérdida de suelo. Parte del mismo es tratado de "pobre y muy erosionado, con tierra superficial", se recuerdan los desastres causados por los incendios forestales y la contaminación al tiempo que la peculiar distribución de la población, agrupada en núcleos costeros. Contra cada uno de esos problemas se establecen programas de acción, pero el anexo hace constar que "los países desarrollados comprendidos en regiones afectadas por la desertificación no pueden pretender una ayuda financiera de la Convención para el desarrollo de sus planes nacionales o regionales". En cualquier caso, los representantes españoles en la Convención no tuvieron inconveniente en admitir que "España estaba en condiciones de buscar los fondos necesarios para llevar a término el plan de acción previsto".
Fondo especial
Cristina Narbona, secretaria de Estado de Medio Ambiente, dijo que el anexo debe valorarse "muy positivamente" ya que reconoce "la importancia del problema en el Mediterráneo Norte", informa Efe.
En Europa el porcentaje de desertificaciones un 32%, que se localiza en España, Rumanía, la antigua RDA, Polonia, la vera del mar Negro y parte de Ucrania y Rusia.
Las diferencias existentes y que han retrasado la firma de la Convención son de naturaleza financiera. Mientras los países pertenecientes a la OCDE reclaman una mejor utilización de los recursos existentes, los países más pobres quisieran que se crease un fondo especial para combatir la desertificación. Para Hama Harba Diallo, secretario ejecutivo de la Convención, "el objetivo de la negociación es llegar a acuerdos para acciones determinadas, así como asumir el dotar financieramente cada una de dichas acciones. Crear un fondo sin garantía de que irá siendo alimentado no sirve de nada".
Los países firmantes se comprometen a "dar prioridad al combate. contra la desertificación", a "establecer prioridades y estrategias dentro de planes políticos de desarrollo a largo plazo y a "atacar las causas profundas de la desertificación". Sobre este punto, el director de la Convención, Bo Kjellen, dijo "no hemos abordado la cuestión de la propiedad del suelo. Es un tema muy complejo y con un amplio contenido político, que corresponde a cada país el resolver".
Tampoco se ha tratado la cuestión de un eventual control de la explosión demográfica aunque, tal y como reconoció el propio Bo Kjellen al mismo tiempo que hablaba de "los miles y miles de hectáreas que cada año se pierden para la agricultura", dentro de 50 años "seremos 12.000 o 15.00Oí millones de habitantes en la tierra".
La Convención no sólo ha estudiado los problemas de la erosión de la tierra, sino que ha tenido también en cuenta los fenómenos sociales que comporta, uno de los cuales es la emigración masiva de poblaciones a las que el suelo les niega el derecho a lo mínimo necesario para la subsistencia. En este sentido la Convención ha ratificado ya lo que se insinuó en la cumbre de Río y se ratificó en Nairobi el año pasado: la acción prioritaria debe recaer en África el continente más amenazado y el que dispone de menos recursos financieros, técnicos y humanos para enfrentarse a la degradación de su territorio.
El próximo mes de septiembre o, a mas tardar, en octubre, París debería acoger, a nivel político, las delegaciones de la Convención que ratificarían lo que ahora parece acordarse entre técnicos y especialistas.
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