La musica de las palabras
Una parte esencial de la cultura norteamericana se manifiesta prioritariamente a través de la televisión. Por ello no debe extrañar que Robert Altman utilice la pequeña pantalla como punto de enlace de los relatos de Raymond Carver combinados magistralmente en la película Vidas cruzadas, o que Peter Sellars se apoye en escenografías con televisores para mostrar su particular visión de óperas como La flauta mágica de Mozart o San Francisco de Asís de Messiaen. Queramos o no, la televisión lo inunda todo.Steve Reich (Nueva York, 1936) y Beryl Korot (Nueva York, 1945) han convertido la ópera multimedia La caverna, estrenada en Viena en mayo de 1993, y posteriormente representada en Berlín, Amsterdam, Londres, Nueva York, París y Bruselas, en una videoinstalación con cinco monitores de televisión y cinta grabada por los cuatro cantantes y 13 instrumentistas (cuarteto de cuerda, dos pianos y percusión) que intervenían en la ópera original. The Whitney Museum de Nueva York y la Kunsthalle de Düsseldorf han precedido al Centro de Arte Reina Soria de Madrid en la exhibición de esta modalidad operística.
La caverna hace alusión al lugar sagrado de Hebrón, cerca de Jerusalén, donde está enterrado Abraham, y en el que conviven normalmente judíos y musulmanes, en una cultura de la tolerancia que recuerda el espíritu de la excelente obra de teatro Natan el Sabio (1779) de G. E. Lessing.
Textos del Génesis, el Corán y otros libros sagrados complementan el entorno narrativa. Las historias bíblicas de Abraham, su mujer e hijos, siempre han despertado un especial hechizo. Recuérdese aquí en España, el tratamiento de Arriaga en su escena lírica Agar e Ismael o la fantasía de Jiménez Lozano en su libro de 1989 dedicado a Sara de Ur.
La música se integra al espectáculo en La caverna tomando como punto de apoyo la palabra hablada. Reich recordaba la frase de Janacek, "la entonación es la ventana que permite llegar al alma de la gente", para llegar a la conclusión de la importancia de unir la música y el habla normal.
En La caverna las voces líricas doblan las opiniones de los personajes entrevistados o se recupera el lado cantabile de muecines e imames en la lectura de textos sagrados. Los fragmentos instrumentales refuerzan los valores expresivos de las frases habladas, acompañando el ritmo del juego de imágenes. Todo ello desde una estructura repetitiva, de más entidad y riqueza que las de un Philip Glass, pero que aspira por encima de todo al impacto audiovisual. En cuanto al tratamiento de las imágenes por computador, se concentra en un crescendo narrativo que no renuncia al valor evocador y hasta sociológico de los aspectos documentales.
La búsqueda de nuevos lenguajes y formas de comuniación se convierte así en el centro de este singular trabajo. El acierto del tema, de las palabras, de los personajes escogidos, se une al atractivo de la videoinstalación, abriéndose un caudal de sugerencias tanto testimoniales, como plásticas o lingüísticas.La caverna. Centro de Arte Reina Sofía. Del 15 de junio al 11 de julio. Lunes, miércoles, jueves, viernes y sábados a las 12.30 y a las 18.30.
Babelia
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