La ópera 'La caverna', de Steve Reich, llega al Reina Sofia convertida en videoinstalación
El montaje de Beryl Korot indaga en un lugar común para judíos y musulmanes
La caverna es una ópera que mira al futuro, tanto en la forma como en el fondo. La música, compuesta por Steve Reich, parte de las melodías de las voces grabadas en una serie de entrevistas. El concepto visual y escenográfico es una videoinstalación creada por su mujer, la artista Beryl Korot. El libreto son los testimom*os de judíos, musulmanes y cristianos norteamericanos sobre la idea que tienen de Abraham y su familia, un personaje común a las tres religiones. El Reina Sofía presenta a partir de mañana una adaptación de esta ópera para el museo.
La caverna recibe su título del único lugar en el mundo donde. rezan juntos judíos y musulmanes, La caverna de los Patriarcas, en Hebrón, donde reposan los restos de Abraham y su familia. La ópera realizada por Steve Reich, uno de los compositores contemporáneos mejor considerados, y su mujer, la videoartista Beryl Korot, ha intentado forjar una pieza renovadora en la forma y conciliadora en el contenido.Tanto el arte como la música han evolucionado mucho en este siglo y Reich y Korot lo han entendido así. "Steve había recibido ofertas durante años para escribir una ópera, pero las rechazaba, porque no sabía cómo aproximarse a un género que le parecía estancado en las formas del siglo XIX, ni al belcanto, como lo estaban haciendo otro músicos contem oráneos", dijo ayer Korot.
"Mi experiencia con las nuevas tecnologías y sus piezas de los años sesenta coincidían y hallamos un punto en común para hacer algo juntos. Pensamos que podíamos usar este lenguaje para comunicar a la gente de hoy parte de su tradición ancestral. Compartíamos también un interés por los documentales, y pensamos usar los como ha hecho Robert Wil son, aunque creando nosotros mismos el material inicial para llevarlo después al teatro".
La obra, tal como se podrá ver en Madrid, es bastante distinta a la puesta en escena, que incluye cuadros vivos de músicos y cantantes, además de los testimonios en vídeo de los personajes. La videoinstalación tiene dos horas y media de duración y no está subtitulada en español, por lo que debe ser seguida con, la traducción del libreto que se proporciona.
Proceso inusual
El proceso de elaboración de toda la obra ha sido complejo y totalmente inusual para una ópera. "Lo primero que hicimos fueron las entrevistas", dice Beryl Korot. "Yo seleccioné los fragmentos de las entrevistas más interesantes y se los pasé a Steve, que escuchaba las voces con una intención musical. Él creó una estructura para moverse de una sección a otra de acuerdo con las armonías que iba creando, y luego me proporcionaba a mi la música que había compuesto para esa sección en particular, para que yo compusiera la secuencia de imágenes de cada personaje".
Si la ópera ha sido considerada por muchos un arte total, que engloba todas las demás manifestaciones creativas, Korot y Reich han introducido ahora el periodismo y el arte multimedia a esta ópera futurista. "Nuestra intención era esa, pero además estaba también el de mantenernos lo más alejados posible de la política, y ese aspecto sólo aparece tangencialmente".
La religión parece ser el tema básico de esta obra, pero Korot va más allá. "La obra es en esencia una pieza sobre el Otro. En occidente, donde todo parece fragmentado hoy, donde el multiculturalismo hace pensar en una torre de Babel donde nadie se entiende con los, demás, es importante apuntalar una mitología común".
"En Europa el problema del Otro tiene menos que ver con la religión que en Estados Unidos", afirma Korot. "Pero existe un profundo interés entre los intelectuales por el texto. Tal vez en Estados Unidos haya ahora una mayor preocupación con la religión, porque el país fue fundado por gente que llegó huyendo de la intolerancia religiosa. Pero a veces pienso que el apetito religioso es algo genético y los norteamericanos lo llevan en los huesos".
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.