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Entrevista:

Premio Cervantes 1993 "Nada me exige ya escribir"

Pregunta. Desde el 1 de diciembre, fecha en la que se le concedió el Premio Cervantes, ¿ha cambiado mucho su vida?

Respuesta. El premio me ha influido en que me siento definitivamente viejo. Lo vivo como una jubilación literaria, como un agradecimiento a los servicios prestados.

P. Sólo tiene usted 73 años.

R. Este premio es un privilegio de la edad. Sólo se da de los 70 para arriba. La verdad es que soy un pollo entre todos los premiados hasta ahora.

P. ¿El premio no es un estímulo para la creatividad literaria?

R. No. Yo no me mato por sacar una nueva novela, porque nada me exige ya escribir. El Nadal sí fue un estímulo, una puerta abierta para entrar en un mundo que ahora se cierra para mí con el Cervantes de una manera brillante.

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P. ¿No pensará guardar la pluma?

R. A los 73 años es muy difícil estimularse. Tanto con cosas importantes como con bobadas, porque a mi edad lo dificil es ver si se tiene la mente clara.

P. No parece que usted tenga la mente confusa. Su última novela, Señora de rojo sobre fondo gris, fue muy aplaudida.

R. Pues no lo dude usted. Por supuesto que no trabajo en ninguna nueva novela ni tengo la menor intención. Siempre comparo la gestación de una novela con el embarazo. Me tendrían que haber fecundado, y puedo asegurar sin someterme a pruebas que no estoy embarazado.

P. ¿Le han dicho sus editores si el Cervantes ha influido en la venta de sus libros?

R. No me han dicho nada, pero no creo que la venta aumente demasiado. Aunque lo mismo sí.

P. Siempre hay una gran expectación con el discurso que pronuncia el premiado en la ceremonia de entrega. ¿De qué hablará usted?

R. Es secreto. Si lo cuento ya, luego no viene nadie. Sólo puedo decir que será corto y breve. Poco texto y ninguna grandilocuencia. No he investigado un capitulo del Quijote para la ocasión. Lo único que puedo adelantar es que voy a contar lo que para mí ha significado ser novelista: algo más duro que para otros, porque soy amigo de dar muchas vueltas a las cosas y me exijo una dedicación total.

P. ¿Se ha gastado ya los 15 millones del premio?

R. Todo. Como soy un hombre de pocos gastos, la verdad es que no me ha quedado nada. Lo dividí en dos partes. Una fue para la familia y la otra para tres instituciones humanitarias: Caritas, Unicef y Manos Unidas.

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