Coreografía y aventura
Una función sorpresa en parte frustrada por la repentina enfermedad de Antonio Márquez, que debía hacer el Zapateado de Felipe Sánchez y Sarasate, fue compensada por una elegante Maribel Gallardo y sus diamantinos palillos en esa Chacona coreografiada por Victoria Eugenia. Crea una especie de doble punta bordada: por arriba la castañuela, por abajo la batería de los pies; todo ello aderezado con ese repertorio de pasos de identificación que es tan eterno y clásico como el que más: cunas, lazos, vueltas y modos que son carta de identidad de la danza española más culta y codificada. Y aún sabe a poco.Las dos novedades absolutas eran la presencia de Mila de Vargas (Milagros Pérez Martínez, Madrid, 1941) y el estreno de un cuadro, A ritmo y a compás, que significa el debú de Currillo (Francisco Franco Moreno, Sevilla, 1965) como coreógrafo. El joven Currillo ya había despuntado con su baile particular, arriesgado desde sus limitaciones y con un cierto sabor popular en las Romeras que hacía con José Antonio ruiz. Ahora se lanza a la aventura de la creación, y consigue empezar bien, aunque demasiado deslumbrado por ejercer. Es hasta cierto punto normal, es la ambición primera del coreógrafo, y ahí entre la mesura, una dimensión que en la danza española y en la estilización del flamenco juega un papel estético decisivo. A ritmo y a compás empieza mejor de lo que termina, donde se abusa de ciertos desplazamientos corales que contradicen la esencia misma de los bailes. No se puede chocar con la dinámica de lo concéntrico, que es aquí eje natural.
Ballet Nacional de España
Ritmos: Alberto Lorca-José Nieto.Chacona: Victoria Eugenia-J. Nieto. Flamenco: Martín Vargas, Juan Quintero y Currillo. José María Bandera y José Carlos Gómez. Palacio de Exposiciones y Congresos. Madrid, 23 de marzo.
Mila de Vargas es ese tipo de artistas que se aprecian mejor en las distancias cortas. No es justo ni atinado compararla con las artistas precedentes en su puesto (Manuela Vargas, Merche Esmeralda, Lola Greco). Son dimensiones distintas, cuerdas diferentes de bailar y de estar en escena. El mérito principal de Mila es también paradójicamente su defecto: la manera de insertarse en un conjunto de gran formato. Hay que citar por sus méritos propios a Aída Gómez, capaz de transformarse del estilizado papel de Ritmos, todo clasicismo, a su espléndida salida en Caracoles. Sin duda ella es la mejor; tan venalmente comunicativa que contagia alegría; si hubiera que buscarle un mote flamenco sería sin duda Aida la salá. También fue el debú madrileño de Oscar Jiménez como primer bailarín algo para lo que está verde.
Babelia
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.