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EL FUTURO DE EUROPA

Fracasan las negociaciones de Noruega con la UE

Lluís Bassets

La ampliación de la Unión Europea entró ayer en coma. Noruega, el último país de los cuatro candidatos que faltaba para cerrar su acuerdo de adhesión, no consiguió satisfacer las demandas de los Doce en acceso a recursos pesqueros, y más en concreto las exigencias de España, que quería el reconocimiento de sus derechos históricos en aguas noruegas, de las que sus barcos fueron literalmente expulsados en 1981. La representación española no se movió tampoco de su posición sobre el sistema de votación en el Consejo de Ministros. El calendario para la adhesión, que requería terminar ayer para superar a tiempo los trámites del Parlamento Europeo, ha quedado seriamente dañado. Dentro de una semana, los Doce volverán a reunirse con Noruega para hacer un último intento. Mientras tanto, el pesimismo se ha instalado entre los países socios y los candidatos.

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España exige 7.000 toneladas de bacalao en concepto de derechos históricos, perdidos en 1981 por la expulsión de la flota española de las aguas noruegas. Pide también 11.000 toneladas para' los países de la cohesión (España, Portugal, Irlanda y Grecia), en compensación por la apertura de sus mercados a los nuevos socios, que se suman a las 11.000 toneladas ya obtenidas en la negociación del Espacio Económico Europeo (EEE), de las que las autoridades españolas reivindican 7.000.Noruega pasó ayer de ofrecer cero peces a presentar un apaño equivalente a unas 3.700 toneladas anuales. Oslo ofrecía a Madrid un adelantamiento a 1995 de la cuota de bacalao prevista para 1997 en el acuerdo del EEE, a las que se sumaría una pequeña cuota noruega de unos cientos de toneladas de bacalao y gamba en la costa canadiense de Terranova y los incrementos que obtenga la Unión Europea en su cuota del 2,9% de bacalao en aguas noruegas gracias a la estabilización del TAC (total de capturas permitidas en función del estado de los bancos pesqueros).

El ministro español de Exteriores, Javier Solana, calificó la propuesta de "insuficiente", aunque admitió que Noruega se había movido un poco. La negociación pesquera llevó a una evaluación del contencioso en términos económicos para intentar hacer entrar en razón a los negociadores españoles. Estos explicaron que no es un problema ni de tonelaje ni de dinero sino de recibir satisfacción a unos derechos considerados históricos e inalienables que no han sido reconocidos hasta el momento por parte de un país que ahora quiere entrar a formar parte de la familia.

La compleja y casi esotérica negociación pesquera dejó aparcada durante toda la jornada la cuestión central y decisiva de la minoría de bloqueo de 23 votos que España desea mantener con la entrada de los cuatro nuevos socios. Solana quiso a mediodía mostrar un cierto optimismo. "Creo que se van abriendo camino posiciones similares a la propuesta española", aseguró. Sólo Italia y el Reino Unido siguen prestando su apoyo. "Es inaceptable dejar en minoría a más de un tercio de la población europea en algunas cuestiones", argumentó el ministro.

Solana se negó a considerar la posibilidad de que España vea aumentado su número de votos de los ocho actuales hasta los 10 que la situarían al mismo nivel que los grandes (Alemania, Reino Unido, Francia e Italia). La razón que esgrimió es que "nadie ha planteado esta propuesta". Dicha posibilidad ha sido considerada en los pasillos como respuesta al temor español a una pérdida de peso específico en la nueva correlación de fuerzas, pero cuenta con el inconveniente de que abre un nuevo melón, tan complejo y explosivo como el actual: el de los países que cuentan con una representación inferior al peso de su población, como Alemania.

Aplicación proporcional

Nueve países -todos menos Reino Unido, Italia y España- estaban anoche dispuestos, según fuentes de la Comisión, a aprobar un documento en el que se reconoce la necesidad de resolver la cuestión de la minoría de bloqueo con ocasión de la conferencia institucional, en 1996. Mientras tanto, estos nueve países quieren que se imponga provisionalmente la nueva minoría de bloqueo de 27 votos sobre 90, pues entienden que es el resultado de la aplicación proporcional de las actuales reglas.

Los tres países partidarios de la modificación proponían, en cambio, la solución diametralmente opuesta: mantener la actual minoría de bloqueo de 23 votos sobre 90 hasta que la conferencia de 1996 decida el sistema de voto definitivo que presidirá la Unión Europea en su fin de siglo.

El jefe de la diplomacia española había mostrado a mediodía su esperanza respecto a la finalización de las negociaciones. "Espero que no haya retraso en la ampliación", dijo. Y añadió: "Si somos capaces de encontrar fórmulas en dos o tres días no habrá necesidad de aplazar la adhesión. No sería todavía pesimista en esta cuestión. Si no hay solución a los dos problemas repito que no podremos celebrar la adhesión".

Previsiblemente esta será una semana tormentosa para los Doce y principalmente para España. La negociación ha sido objeto de un seguimiento estrecho por parte del presidente del Gobierno, Felipe González.

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Sobre la firma

Lluís Bassets
Escribe en EL PAÍS columnas y análisis sobre política, especialmente internacional. Ha escrito, entre otros, ‘El año de la Revolución' (Taurus), sobre las revueltas árabes, ‘La gran vergüenza. Ascenso y caída del mito de Jordi Pujol’ (Península) y un dietario pandémico y confinado con el título de ‘Les ciutats interiors’ (Galaxia Gutemberg).

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