La SGAE apuesta por un 'ministro del rock

El rock necesita un ministro. O un subsecretario. Ésta es una de las ideas del proyecto que la Sociedad General de Autores de España (SGAE) entrega la próxima semana al Ministerio de Cultura, en un intento de que la Administración se implique en el apoyo a otras músicas distintas a la clásica. 'El ministerio necesita una persona especialízada en música ligera, pop y rock" afirma Teddy Bautista, vicepresidente de la SGAE.

"La música española necesita rénovación, hay que incorporar a nuevos talentos", afirma Teddy Bautista. "Hay una crisis de nuevos valores, hay poca nueva edición y demasiada recopilación", afirma Luis Merino, director de programación de la cadena 40 Principales. Y el cantante Manolo Tena añade: "Hay que volver a los días en que las independientes llevaban las riendas. Sólo así se podrá crear arte subversivo".Opiniones como estas dibujan un panorama crítico de la música española, y aunque la situación no es tan alarmante como en otros países de Europa, el mundo de la música busca soluciones. El repertorio nacional en España representa un 32% de las ventas, mientras el internacional alcanza el 61%. El resto, un 7%, corresponde a la música clásica, según los datos que maneja Carlos Grande, gerente de la Asociación Fonográfica y Videográfica Española (AFYVE).

Los autores lo tienen claro. Se trata de seguir una política parecida a la que los franceses han venido desarrollando desde 1989, cuando nombraron a Bruno Lion, un joven de 26 años al que coloquialmente se llamó ministro del rock. Su sucesor, Patrick Renaud, ha proseguido con la política de subvenciones, que consiste, entre otras cosas, en ayudar a que algunas salas mejoren su equipamiento. Incluso en una primera etapa, cuando Bruno Lion estaba al frente del departamento, se dipron subvenciones a sellos independientes para facilitar la salida de nuevos valores.

Música celestial

"Lo de crear un departamento exclusivo para el rock me suena a música celestial", afirma Juan Francisco Marco, director del Instituto Nacional de Artes Escénicas y de la música (INAEM). "Crearlo supone un gran gasto: contrartar secretarias, poner en marcha la oficina. Pero estamos abiertos a propuestas para apoyar aotras músicas".

Sin embargo, el INAEM parece más receptivo al proyecto ya presentado por el SGAE de crear la Oficina de Exportación de Música Española (OEME). "Es un buen proyecto", afirma Juan Francisco Marco. Con un modesto presupuesto inicial aproximado de 20 millones, se crearía una oficina de la OEME y se empezarían a hacer estudios de mercado para ver en que mercados se puede vender mejor. Para poner en marcha todo esto, la SGAE espera recibir la ayuda de los ministerios de Cultura y de Comercio, entre otros, además de compañías discográficas y entidades privadas.

A finales de diciembre, en Francia se aprobaba una medida drástica para proteger la música autóctona: la enmienda Pelchat. A partir de 1996, el 40% de la música que emitan las radios deberá ser francesa, será radiada en "bandas horarias significativas" y de ese porcentaje, la mitad de lo emitido deberán ser nuevas producciones.

El tema de las cuotas y, sobre todo, de las subvenciones, hace daño al oído musical de los artistas. "Las subvenciones pueden ser demasiado arbitrarias", dice Julián Hernández, cantante de Siniestro Total. Hernández considera que las emisoras deben huir de la radio-fórmula, deben estimular los programas especializados y de maquetas.

Tampoco descarta el eventual recurso a una ley de cuotas en los programas de música pop-rock. "Pero lo importante es que no pongan obstáculos, que nos dejer trabajar". El cantante gallego alude a las trabas económicas y administrativas que supone la organización de conciertos. Un aspecto en el que incide Francisco Salazar, subdirector de la compañía independiente Nuevos Medios. "Un concierto de iniciativa privada tiene que superar muchas trabas: hay más problemas para encontrar una sala y a veces te obligan a pagar una fianza del 10% del aforo antes del concierto".

Salazar echa en falta que el Estado no intervenga para crear una infraestructura, nuevas salas con buenos equipos de sonido que formen un circuito de actuaciones de invierno. "A la ministra nunca se le oye hablar de música, dice. Y a Manolo Tena le chirrían los oídos cuando oye hablar de subvenciones y declara: "El dinero del Estado hay que useirlo para hacerle trampas. Eso es la revolución".