El autor como domador
"Sin duda parece ridículo, pero en los tiempos que corren ocuparse de sí mismo tiene algo de indecente", dice María Lvovna en el acto cuarto de Les estivants. La obra de Máximo Gorki, estrenada en Rusia en 1904, pinta, en palabras de su autor, "a esa intelectualidad. surgida del pueblo, pero que, debido a su promoción social, ha perdido todo contacto con las masas populares".La contradicción entre los misérrimos "indecentes"- intereses personales y la grandilocuencia de las declaraciones en favor de un socialismo utópico, ideado sin tener en cuenta ni las personas ni el presente, es el gran tema de Les estivants. En el momento de su presentación en el teatro Kommissarjesvskaia, la obra estuvo acompañada de un enorme escándalo. Los artistas e intelectuales dirigieron el abucheo, los monárquicos y los liberales se indignaron, y sólo los extremistas, al grito de: "¡Viva Gorki, abajo la burguesía!" celebraron una presentación que, según la prensa, "tuvo más que ver con un acto de propaganda que: con una función de teatro". Sin duda, el final de la pieza, con Varvara Bassaova, la lavandera adoctrinada por Maria Lvovna, gritándoles a los espectadores de platea: "¿Sí, me voy, lejos de esta podredumbre, de esa desintegración que os rodea!... Quiero vivir lejos de los perezosos, quiero vivir... y hacer algo contra vosotros! ¡Contra vosotros!", sirvió para acabar de calentar los ánimos.
Para Gorki fue uno de los grandes instantes de su vida: "Este estreno ha sido el mejor día de mi vida. Nunca había sentido mi propia fuerza y mi significación en la vida ( ... ). Desde lo alto les miraba a todos y sólo veía esclavos y algunos amigos... Tuve la impresión de ser un domador".
Babelia
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