Dos días difíciles para el presidente
Clinton se prepara para asistir a una cumbre en la que el tema más problemático son las peticiones de los países de Europa del Este para ingresar en la Alianza, o, más bien, la insistencia de Alemania en que se les admita rápidamente. Alemania es ahora el aliado más importante que EE UU tiene en el mundo, y sus deseos no se toman a la ligera. Pero la Administración de Clinton está convencida de que sería un enorme error ampliar las fronteras de la OTAN hasta el umbral de Rusia, y convertir a los que hasta ayer eran aliados de este país en el seno del Pacto de Varsovia en aliados de EE UU (y de Alemania).¿Cómo podría no sentarles mal a los rusos que se explotara así su actual debilidad? ¿Cómo no iba este resentimiento a debilitar a aquellos rusos que apoyan las reformas del libre mercado y la democracia? Aparte de estos cálculos políticos, hay objeciones estratégicas de peso. La OTAN ha tenido éxito porque siempre ha respondido a las preocupaciones de seguridad de sus miembros. Por ejemplo, cuando Noruega o Turquía -los únicos miembros con frontera con la antigua frontera soviética- se sentían amenaza dos, los refuerzos de EE UU y otros países de la OTAN llegaban rápidamente a la zona. No siempre se daba gran publicidad a estas medidas, y los refuerzos eran sólo simbólicos, pero se tranquilizaría a los aliados amenazados y es posible que se disuadiera a la URSS. ¿Pero cómo reaccionaría una OTAN ampliada ante el aumento de las tensiones en la frontera ruso-polaca (Kaliningrado)? Enviar fuerzas estadounidenses podría fácilmente empeorar la crisis, y ¿habría otro aliado europeo dispuesto a enviar sus tropas para enfrentarse a los rusos? Por último, existen dudas sobre la prudencia de algunos gobiernos de Europa del Este. En Polonia, Walesa ya ha ofendido a los rusos con sus provocadoras declaraciones. ¿No se envalentonaría aún más si la seguridad de Polonia estuviera garantizada por la OTAN? Cualquiera de estos argumentos basta por sí sólo desde el punto de vista de EE UU. Por eso, no existen dudas en Washington sobre la decisión de no ofrecer a los países de Europa del Este más que el paquete de consultas e intercambio de funcionarios de la "Asociación para la paz", mientras se les niega el ingreso a la OTAN.
Los alemanes no están de acuerdo. Insisten en que la "Asociación para la Paz" debería ser sólo una fase transitoria, seguida rápidamente por el ingreso en la OTAN. Alegan -convincentemente que si la OTAN no "exporta" seguridad a Europa del Este, Europa Occidental acabará importando inseguridad (y refugiados). Desde luego, los alemanes tienen motivos para preocuparse por la estabilidad de las democracias de Europa del Este, actualmente amenazadas por el resurgimiento de los ex comunistas dadas las duras condiciones económicas. Está claro que el ingreso en la Comunidad Europea sería mucho más útil, pero está fuera de toda discusión a causa de su enorme coste. Por consiguiente, para los alemanes la ampliación de la OTAN es un sucedáneo psicológico rápido y barato del ingreso en la UE. Pero para EE UU supone una enorme responsabilidad y una aventura peligrosa. Por eso, el enviado especial de Alemania que acaba de pasar una semana en Washington sólo pudo obtener palabras corteses. La primera cumbre de la OTAN de Clinton no será fácil.
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