La calma de los muertos
La ocupacion militar convierte San Cristóbal de las Casas en una ciudad fantasma
ENVIADO ESPECIAL Mientras las autoridades mexicanas aseguran que el Ejército ha recuperado el control del Estado de Chiapas, las Fuerzas Armadas, paradójicamente, han reforzado sus posiciones en la ciudad de San Cristóbal de las Casas.El parque central, donde se sitúan los edificios oficiales, está rodeado de tanquetas y sacos areneros que protegen a decenas de soldados equipados con armamento pesado. Los militares prohibieron ayer al anochecer la circulación de vehículos y peatones, y la ciudad volvió a mostrar un aspecto fantasmal. Las tiendas y los locales públicos cerraron ayer sus puertas.
Se tiene la impresión de que el Ejército federal ha entrado, en su lucha contrainsurgente, en la fase de "limpieza punto por punto" de zapatistas, para la que no quieren testigos. Esta preocupación la comparte el obispo de San Cristóbal, Samuel Ruiz, quien la noche del jueves insistió en que, a estas alturas del conflicto, las Fuerzas Armadas deben ceder el protagonismo a las instituciones civiles. "Si los militares aniquilan totalmente a la Población, ¿quién quedará para negociar?", se preguntó el prelado.
La movilización militar en
San Cristóbal y el hecho de que este Ejército multitudinario tenga problemas para derrotar a un grupo de milicianos armados mayoritariamente con palos y rústicas escopetas de manufactura casera, hizo exclamar a un periodista mexicano: "Tenemos un Ejército acostumbrado a sembrar arbolitos y a desfilar en fechas conmemorativas cuyos pi lotos aprenden a disparar jugando al Nintendo. Quinientos kaibiles, (tropa de élite) guatemaltecos hubieran terminado esto en un par de horas".
Exiliado español
Joaquín Herranz Umbrías, segoviano de 77 años, que llegó a México en junio de 1940 junto con 602 españoles a quienes dio refugio el presidente Lázaro Cárdenas, ha vivido el levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) con ojos de ex combatiente de la guerra civil española. "La toma de ciudades por parte de los guerrilleros demuestra que el EZLN son gentes que saben lo que hacen como militares. Su Estado Mayor está bien proyectado. Tienen estrategias", dice.
Herranz, a quien el 18 de julio de 1936 sorprendió en Barcelona, donde servía como número de la Guardia Civil, pasó al final, de la guerra 14 meses en los campos de concentracion de Francia antes de llegar a México. Fue destinado a San Cristóbal con 35 refugiados más. Ahora se dedica a la hostelería. Joaquín se muestra pesimista con respecto al futuro económico de la región, dependiente mayoritariamente del turismo. "Vamos a tener una temporada larga antes de que los turistas se decidan a volver, lo que se traducirá en una depresión generalizada de toda la región".
A 35 kilómetros al este de San Cristóbal, la localidad de Chanal permanecía en manos de los sublevados, informan Ricardo Alemán y David Aponte. Es uno de los últimos reductos del EZLN. El Ejército había bloqueado el jueves los accesos a Ocosingo -donde empiezan a escasear los alimentos y el agua potable-, Altamirano y Las Margaritas, por lo que es difícil saber realmente el número de poblados ocupados por los rebeldes en la región.
La entrada de la selva
Los militares han concentrado numerosos efectivos en la región de Ocosingo, en lo que se conoce como la "entrada de la selva" en donde se teme que se produzcan intensos combates con los sublevados. La zona es muy montañosa y escarpada.
Sin embargo, los seguidores del EZLN mantenían el control en el municipio de Chanal, donde, según algunos testimonios, han obligado a la población a unirse a su causa. Así lo afirma Marcelino Gómez López, que huyó desde Chanal y llegó a pie hasta San Cristóbal. El 1 de enero, cuenta Marcelino, un centenar de hombres entró en el pueblo y tomó el Ayuntamiento. Luego convocó a la población para explicarles sus propósitos. "Algunos vecinos dieron parte a la seguridad pública del municipio. El comandante Santiago López y otros nueve elementos pretendieron hacer frente a los alzados. Entonces se inició una balacera".
El jefe policial murió, explica Gómez. Otra persona, un profesor, también falleció por los disparos. Desde el sábado los guerrilleros mantienen incomunicado el muncipio. Según el testimonio de indígenas que habitan las comunidades circundantes a San Cristóbal de las Casas, existen grupos de guerrilleros que no han sido descubiertos por el Ejército y a los que protegen las propias poblaciones.
Ocosingo, en cambio, está completamente tomada por los soldados, que han decretado el toque de queda a partir de las seis de la tarde. Es el inicio de largas noches de angustia por las detonaciones cuyos destellos iluminan las ventanas de las casas. "Tenemos miedo de que nos vaya a bombardear el Ejército o que los guerrilleros usen la dinamita robada", dice Dora Solórzano. Sentada a la puerta de su casa, señala: "Con la noche se inician los disparos y las balas caen en cualquier sitio. Esto todavía está lejos de terminar".
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